domingo, 30 de septiembre de 2012

Recordar es vivir


Día 200
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Brown, Dan: El Código Da Vinci. Barcelona, Ediciones Urano (Books4pocket), Trad. Juanjo Estrella, 2003.


Cuántas veces, cuantos momentos nos causan traumas, estragos, malos momentos que nos marcan ya sea por un momento o para toda la vida. Cuántas experiencias de este tipo, que por más que deseáramos olvidarlos, sepultar, apartar de nuestra existencia, siguen ahí:


“- Prefiero no hablar del tema –dijo Sophie apartando la mirada, decidida a no hablar de algo que claramente le hacía daño.”(p.308)


Pero parece que todo en la vida, en el mundo, en nuestro ahora, nos lo recuerda. Por ello todos, y si no la mayoría, callamos sobre este tipo de momentos desagradables, aunque se nos digan que lo mejor para sanar las viejas heridas es lo contrario: hablándolo.


Pero si recordar es vivir es mejor no hacerlo porque nos estamos arriesgando a volver a dañarnos, sentirnos mal, destruirnos. Por ello yo creo que preferimos olvidar que recordar porque creemos que al callarlo se irá perdiendo en lo más obscuro de nuestros recuerdos, pero parece que esto es algo que no sucede así, sino todo lo contrario: lo recordamos más. ¿Será que entonces la verdadera clave para dejar a un lado los malos momentos, es el hablarlo, hablarlo y hablarlo? [1]





sábado, 29 de septiembre de 2012

¿Me guardas un secreto?


Día 199
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Brown, Dan: El Código Da Vinci. Barcelona, Ediciones Urano (Books4pocket), Trad. Juanjo Estrella, 2003.


Cuando tenemos secretos, y los compartimos, no nos confiamos de hacerlo por escrito porque corremos el riesgo de ser leído por manos equivocadas, y convertirse, en el mejor de los casos, en chisme. Estos han sido una de las mayores preocupaciones a lo largo de los tiempo, de la historia, y en especial si son secretos de estado, de guerra. Este texto menciona que Leonardo Da Vinci[1], dentro de sus muchos apuntes de inventos hay uno que tiene que ver con este tema, es un invento para poder guardar secretos en un objeto:


“[…] se trata de un recipiente portátil que podía contener cartas, mapas, diagramas, cualquier tipo de documento. Una vez la información quedaba sellada en el interior del criptex, sólo quien conociera la contraseña podía acceder a ella.
[…]El cliptex funciona de una manera parecida a esos candados de bicicletas que tienen una combinación numérica. Si alineas los números correctos, el candado se abre” (p.298)


Aunque Leonardo no le puso el nombre de cliptex, como lo menciona también en el texto, el invento no deja de ser su creación. Es curioso, pero yo tengo una bicicleta que también tiene un candado así, como seguramente tú la tienes, y por lo que sé son bastante seguros.


Me encantaría poder compartir algunos de mis más guardados secretos con alguien que descubriera la clave de mi cliptex, lástima que no tengo uno ni sé cómo hacerlo, ahora que si tú tienes, te los comparto[2]. ¿No te gustaría dejar algunos secretos guardados para la posteridad? A mi sí.[3]











[1] Aunque en Wikipedia se duda de ello http://es.wikipedia.org/wiki/Criptex
[2] Como este usuario, de video que te pongo  de You Tube, que nos muestra el suyo.

viernes, 28 de septiembre de 2012

Una típica historia en el cajero


Día 198
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Brown, Dan: El Código Da Vinci. Barcelona, Ediciones Urano (Books4pocket), Trad. Juanjo Estrella, 2003.


Continuando con el tema de ayer, los bancos, en especial con sus cajeros automáticos, vino a mí un recuerdo, como seguro lo tendrás tú, cuando leas la siguiente cita:


“Los cajeros automáticos convencionales daban normalmente tres opciones a los usuarios antes de retenerles las tarjetas.[…]” (p.280)


Así es, esa terrible escena en donde uno va, con toda la paciencia del mundo (en realidad es todo lo contrario) a retirar algo de dinero, que por cierto urge y de pronto falla la máquina número uno, llamada cerebro, no recordando la clave que debería, se supone, olvidar nunca. Después de tres intentos por asociar la calve con algo importante, la maquina dos falla, osea el cajero automático. Bueno, en realidad ella no falla, sino todo lo contrario, se activa el bloqueo para no tener un mal uso de la misma.


En ese momento sentimos como si la máquina nos diera la espalda, como si todo y todos conspirara en nuestra contra. Por fortuna las máquinas no actúan con malicia, o eso espero que sea así hasta el momento.[1]





jueves, 27 de septiembre de 2012

Y si de bancos se trata


Día 197
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Brown, Dan: El Código Da Vinci. Barcelona, Ediciones Urano (Books4pocket), Trad. Juanjo Estrella, 2003.


Viviendo en  un mundo mayormente capitalista, en donde es rara aquella persona que no tenga una tarjeta, aunque sea de débito, las instituciones bancarias son múltiples y amplias a lo largo y ancho de nuestro territorio nacional. Aún recuerdo cuando en los municipios más apartados de las ciudades, existían un  banco y sus servicios no eran del todo rápidos. Pensar en un banco, con los servicios que menciona la siguiente cita, suena ya más a una realidad que a un sueño:


“El Banco de Depósitos de Zúrich era una de esas instituciones bancarias abiertas las veinticuatro horas del día, y que ofrecían una moderna gama de servicios anónimos en la tradición  suiza de las cuentas numeradas.[…]” (p.262)


Y más que un sueño, en nuestros tiempos, es una necesidad. Se dice que tener una tarjeta te da mayor seguridad, y en muchos casos sí es así. Pero también es bien sabido de la parte negativa de las mismas que van desde endeudamientos insostenibles, hasta “robos” por cargos que por desgracia aceptamos en el contrario, que por cierto muy pocos lo leen, y/o  acoso telefónico, desde la madrugada, para saldar una deuda.


Aun así, con todo lo anterior, es innegable el uso cada día más solicitado, aunque no es afortunadamente algo necesario para vivir, del uso de servicios como este. Y digo, arriba de esta entrada, que ya no es un sueño que te dejen hacer uso de sus servicios las 24hrs del día desde el momento en que se pude acceder a internet. No todos tenemos acceso a dichos servicios, y muchos la verdad que no lo deseamos, porque para no perder costumbre estos no son gratis en su mayoría. Y tú ¿tienes una tarjeta? Ojalá no sea con deuda, pero si es así, el beneficio es que la puedes pagar desde tu computadora, aunque sólo falte el dinero. [1]




miércoles, 26 de septiembre de 2012

El Santo Grial


Día 196
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Brown, Dan: El Código Da Vinci. Barcelona, Ediciones Urano (Books4pocket), Trad. Juanjo Estrella, 2003.


Varios son los símbolos que acompañan a Jesús en lo que conocemos como la ultima cena. En México, al ser un país mayormente católico, casi todos hemos visto una imagen de este hecho. Entre los elementos que podemos observar se encuentra lo que conocemos como el Santo Grial:


“ – Yo creía que el Santo Grial era un cáliz. Y tú dices que es una serie de documentos que revelan un oscuro secreto.
-      Sí , pero los documentos del Sangreal son sólo la mitad del tesoro del Santo Grial. Están enterrados con el propio Grial… y revelan su verdadero significado.[…]” (p.242)


Alrededor del Grial hay varias historias[1], y como podemos ver esta es una de ellas, en donde se cree que contiene secretos que se guardan celosamente, en compañía de varios documentos.


Es curioso pensar en un objeto que contenga algún tipo de misterio, porque nos hace pensar que sólo aquellos que lo tienen en su poder son poseedores de dicho secreto y por lo tanto de un gran poder. Pero  también está en duda si realmente sea así, si existen. Como sea la cuestión, este objeto es parte clave, no sólo en este libro, sino es la historia del cristianismo. [2]





[1] Para leer un poco más del tema se puede consultar http://es.wikipedia.org/wiki/Grial

martes, 25 de septiembre de 2012

¿Por qué el viernes 13 es de mala suerte?


Día 195
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Brown, Dan: El Código Da Vinci. Barcelona, Ediciones Urano (Books4pocket), Trad. Juanjo Estrella, 2003.


Seguramente, al igual que yo, en algún momento has escuchado el nombre de los Caballeros Templarios ¿quiénes eran? ¿A qué se dedicaban? Y ¿cómo fueron exterminados?:


“ –El Priorato juró que por más tiempo que les llevara, deberían recuperar aquellos papeles y protegerlos para siempre, logrando así que la verdad no se perdiera. Para poder rescatarlos, el Priorato creó un brazo armado, un grupo de nueve caballeros llamado la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y Templo de Salomón. –Langon hizo una pausa-. Más conocidos como los Caballeros Templarios.” (p.236)


Así que este grupo, según el libro, fue formado por El Priorato de Sión para encontrar y resguardar una serie de documentos que contenía un importante secreto desde la época de Jesús, y no tanto para la protección de los peregrinos, aproximadamente en el año de 1099. Pero como en toda historia de poder, con el paso de los años, que se convirtieron en casi dos siglos, los Caballeros Templarios una vez que descubrieron los documentos, el papa Inocencio II les dio un poder ilimitado. Con el paso del tiempo, como bien suele suceder, el papa Clemente V (con ayuda del rey francés Felipe IV) decidió exterminarlos, mandando un  comunicado a los soldados para ser abierto el viernes 13 de octubre de 1307 en el cual ordenaba detener, torturar y matar a todos los Caballeros, “[…] En la cultura moderna aún persistían ecos de aquella tragedia; el viernes trece seguía considerándose día de mala suerte en muchos sitios.”(p.139) Aunque se cree que aún hay sobrevivientes de esta orden.


Seguramente esta historia no sólo te muestra la explicación del por qué del mito del viernes 13, como un día de mala suerte, sino que también revela, como vemos y sabemos de casos casi iguales, las situaciones de poder en donde los mismo que se encargan de darlo, lo exterminan. Toda coincidencia con nuestra realidad, es pura casualidad ¿verdad? [1]




lunes, 24 de septiembre de 2012

¿Un automático?



Día 194
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Brown, Dan: El Código Da Vinci. Barcelona, Ediciones Urano (Books4pocket), Trad. Juanjo Estrella, 2003.


Recuerdo que cuando use por primera vez un automóvil, de esto ya tiene algo de tiempo y recuerdo que fue un “bochito” amarillo llamado piolín, propiedad de mi mamá que a su vez había sido de mi abuelo (o sea el papá de mi mamá) fue una sensación un poco rara, y eso que ya me habían explicado aquello de las velocidades.



“ – He intentado advertirte de ello –le gritó para hacerse oír por encima del rechinar de la caja de cambio-. ¡Yo conduzco sólo automáticos¡” (p.247)


Años después aprendí a manejar el automóvil estándar pero el día que manejé un automático me pasó algo muy parecido al personaje de la novela: tuve que improvisar porque no sabía bien qué hacer. Mi pie izquierdo, al igual que mi mano derecha, se sentían deseosos de manipular un pedal y una palanca. Es como si al estar acostumbrado a tocarlos, ya como un acto habitual, quieran tenerlos.


Actualmente ni uno ni otro se me hacen y no creo que sea por no saber hacerlos, porque dice el dicho “que lo que bien se aprende nunca se olvida”, sino que el tráfico de la ciudad me causa tal pánico que tuve que parar. Y tú ¿lo prefieres automático? [1]


















domingo, 23 de septiembre de 2012

Observatorio Vaticano



Día 193
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Brown, Dan: El Código Da Vinci. Barcelona, Ediciones Urano (Books4pocket), Trad. Juanjo Estrella, 2003.


Nunca imaginé que un observatorio astronómico fuera propiedad del Vaticano. Cuando lo leí no pude más que investigar la veracidad del relato, aunque sabemos que ficcionando se vale imaginar, pero este no fue el caso porque sí existe:


“ […] Además de ser la casa en la que el Papa pasaba sus vacaciones estivales, la ciudadela del siglo XVI albergaba la Specula Vaticana –el observatorio astronómico papal-, uno de los más avanzados de Europa. […]”(p.223)


Este observatorio se encuentra en Italia, y hay uno más en Estados Unidos. Pero ¿por qué el Vaticano tiene intenciones de estudios astronómicos? ¿Cuál es la conexión de esta ciencia con la fe? Es curioso e interesante, obviamente, que los observadores son jesuitas. Pero al final esto no deja de restarle, sino todo lo contrario, la seriedad y misterio al asunto; digo misteriosa porque es algo, para mí por lo menos,  extraño y difícil de entender. ¿Tú sabías la existencia de estos observatorios? [1]

















sábado, 22 de septiembre de 2012

Lectura Cap. 33 El Código Da Vinci.


Estaré grabando algunas lecturas de mis libros. Ahora, por primera ves, el capítulo 31 
de El Código Da Vinci.






Mi segundo video.

¿Por qué leo el Código Da Vinci y cómo llegó a mis manos? Espero les guste




Las primeras horas…



Día 192
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Brown, Dan: El Código Da Vinci. Barcelona, Ediciones Urano (Books4pocket), Trad. Juanjo Estrella, 2003.


Hay algo que dicen en las películas y en este libro, que las primeras hora después de un acto delictivo son cruciales para recabar, comparar y encontrar pruebas en la escena en que ocurrió el delito,  y también en sus alrededores, para poder cercar al criminal.


“La primera hora era crítica. En los sesenta minutos posteriores a la huida, el fugitivo es predecible. Siempre necesita lo mismo: desplazamiento, alojamiento y dinero. La Santísima Trinidad. […]”(p.233)


Pero esto que parece ser más que lógico, en algunas situaciones en México no se llevan así a cabo, como por ejemplo (por lo que he visto en la televisión y escuchado en el radio) cuando una persona se “extravía” esas primeras horas de búsqueda son las verdaderamente importantes, pero no se ve así, porque dicen que necesario que pasen cierto  número de horas, creo que 72, para considerar a alguien como extraviado.


Todo este entramado de cosas, personas y lugares que se involucran en situaciones como estas, es lo que a los verdaderos investigadores, y amantes de la justicia, les cuesta horas y momentos de desesperación y angustia para dar con el culpable. Así que partiendo de lo anterior, ¿crees que a nuestras autoridades les falta pasión por lo que hacen?  Aclarando que no a todos les falta, pero por desgracia sí a un buen número. [1]















viernes, 21 de septiembre de 2012

Locura ¿colectiva?



Día 191
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Brown, Dan: El Código Da Vinci. Barcelona, Ediciones Urano (Books4pocket), Trad. Juanjo Estrella, 2003.


 Al estar enterado por las noticias de todo lo que pasa en nuestro país y fuera de él, nos podemos dar cuenta cómo es que “funciona” el mundo, de lo cual estoy segura sólo porque ahora nos damos cuenta de lo que pasa en segundos, con el apoyo de la tecnología, pero que en realidad siempre hemos estado en este mismo mundo, con las mismas leyes, y sólo con pequeñas variaciones a lo largo de la historia:


“ […] El mundo se había vuelto loco, y en muchas partes de Europa, proclamar tu amor a Jesucristo era como dibujarte una diana en el pecho.”(p.221)


Así es, el mundo parece que se está volviendo loco ¿pero en realidad esto es así, o siempre lo ha estado, o realmente no pasa nada? Porque lo que vemos y oímos parece indicarnos que realmente estamos en sociedad caóticas, que se dejan mover por los intereses del poder ya sean económicos, políticos o religiosos.


Si pensamos en la noticia que actualmente está dando la vuelta al mundo, os múltiples ataques que sea han dado a raíz de unos videos en internet donde parodian a Mahoma, nos podríamos preguntar: ¿nos imaginamos un mundo loco o en verdad lo estamos convirtiendo en eso? ¿O es sólo una parte de la población mundial que enloquece?¿O ya estamos en una locura colectiva?

 [1]
















[1] La imagen mostrada fue tomada de http://elsoldelaflorida.com/?p=44773

jueves, 20 de septiembre de 2012

No me lleve Sr. Justicia…



Día 190
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Brown, Dan: El Código Da Vinci. Barcelona, Ediciones Urano (Books4pocket), Trad. Juanjo Estrella, 2003.


Si alguna vez has tenido un incidente con la policía seguramente esta escena no te parecerá ajena, sino todo lo contrario, te sentirás identificad@:


“Las sirenas de los coches patrulla cada vez se oían más cerca. Ahora Langdon ya veía los destellos por el espejo retrovisor de su lado. […] ”(p.204)


Yo conozco a unas cuantas personas que se han visto involucrados en casos como estos, y me imagino que no ha de ser nada agradable. Yo no es que me la de de santa, pero de verdad nunca he pasado de una parada por un no circula, o por pasarse un alto o cosas así, pero no para llevarme al Torito.


No sé como sea la policía de eficiente en Francia, pero de lo que sí estoy segura es que la mexicana no es lo que todos quisiéramos, sino lo contrario. El ser detenido aquí, y no sólo en el D.F. sino en los estados también y creo que es peor, es sinónimo de “mordida”. ¿No crees?¿Te has visto alguna ves perseguido por la justicia, aunque sea en sueños? [1]