viernes, 31 de mayo de 2013

Fin de Las Gallinas Locas


Día 365+79
Comentando lo que me despierta la lectura de:
Funke, Cornelia: Las gallinas Locas. El secreto de la felicidad. (Traducción del Alemán: María Alonso) Barcelona, Ediciones B, 2006.


Hay muchas maneras de saber que se tiene una gran atracción por alguien, como diríamos coloquialmente cuando se empieza a ver con ojos de amor, que van desde mirar coquetamente, sonreír, sentir mariposas en el estómago, pensar todo el tiempo en esa persona, escuchar una canción y querer cantársela, hacer versos de amor, sentir el deseo de estar sólo al lado de esa persona, escribir cartas con corazones, sentarse e ir a todos lados juntos, etc.


 “- Frida miró temerosa hacia la puerta. Cuando tenía cinco años un perro le había mordido la mano y, desde entonces, la verdad es que los perros no le hacían ninguna gracia. […]” (pp.214-215)



Pero el momento en que todo lo anterior se confirma, en especial que se gustan, es cuando se dan el primer beso, como le pasó a la protagonista de este libro. Seguramente en este momento recordarás el primer beso con alguien, y no me dejaras mentir que después de este acto, que es tan simple pero significativo, las cosas ya no son iguales. Una de dos: se confirma en agrado por el otro o pasa todo lo contrario. Pero lo que sí es un hecho, es que aquel que no recuerde un primer beso sintiendo una serie de sentimientos y sensaciones encontradas, entonces no es humano. ¿No crees? [1]














[1] La imagen fue tomada de  http://jmariasfolio.wordpress.com/

jueves, 30 de mayo de 2013

Experiencias infantiles que dejan huella


Día 365+78
Comentando lo que me despierta la lectura de:
Funke, Cornelia: Las gallinas Locas. El secreto de la felicidad. (Traducción del Alemán: María Alonso) Barcelona, Ediciones B, 2006.



Hay muchas cosas que vivimos cuando somos niños, que van desde momentos alegres como tristes, pero algunos se nos quedan más grabados de que otros,  como tatuajes internos que difícilmente los podemos borrar, olvidar o modificar. Si pensamos en momento que nos hacen daño, y nos seguirán causando, es casi seguro que se volverán complejos a tal punto que se nos volverá un trauma o fobia.


 “- Frida miró temerosa hacia la puerta. Cuando tenía cinco años un perro le había mordido la mano y, desde entonces, la verdad es que los perros no le hacían ninguna gracia. […]” (pp.214-215)



Yo creo que fui afortunada al tener la oportunidad de ver y atacar mis fobias y temores de mi niñez, aunque no todas estén superadas al cien por ciento, pero ya con el sólo hecho de intentar eliminarlas es algo digno de contar. Ahora que hay personas que por lo mismo, como en el caso de la cita, nunca lo intentan y están eternamente sufriendo las consecuencias. [1]












miércoles, 29 de mayo de 2013

Bosque obscuro


Día 365+77
Comentando lo que me despierta la lectura de:
Funke, Cornelia: Las gallinas Locas. El secreto de la felicidad. (Traducción del Alemán: María Alonso) Barcelona, Ediciones B, 2006.



¿Qué cosas o lugares me pueden producir verdadero temor? ¿La ciudad en la madrugada, un río de noche, el bosque en total obscuridad, cruzar la sala de tu casa con la luz apagada? Casi siempre lo que nos puede producir miedo, espanto o temor está relacionado, como te habrás dado cuenta con la ausencia de luz. ¿Será a caso que en ese momento de ninguna nitidez, la vista pierde su capacidad de distinguir, y empieza a imaginar? Porque con la noche se despiertan todos los demonios internos y externos.



 “- Sí, aquí en seguida se hace completamente de noche – señaló Bess encogiéndose de hombros-. Y vas a ver cuando entremos al bosque. Ahí dentro no te ves un la mano a un palmo de nariz.” (p.202)



Sí, uno de los lugares que más miedo, o mejor dicho respeto me puede producir, es el bosque en plena noche porque la sensación de total desorientación se hace presente, el miedo y la desesperación también aparece y el lugar mismo casusa impresión. ¿Y a ti que lugar te puede poner los cabellos de punto? Y ¿Por qué? [1]












martes, 28 de mayo de 2013

Las primeras fiestas


Día 365+76
Comentando lo que me despierta la lectura de:
Funke, Cornelia: Las gallinas Locas. El secreto de la felicidad. (Traducción del Alemán: María Alonso) Barcelona, Ediciones B, 2006.


¿Recuerdas tus primeras fiestas? No me refiero precisamente en las que los papás nos llevaban, sino aquellas en las que después de mucho rogar, de ir con uno y otro, de hacer una serie de quehaceres y convencerlos en el último momento te permitían ir, pero no sin antes preguntar quién estaría, si habría adultos, y pedirte puntualidad en la hora de llegar a casa. Seguramente ahora sí pensaste en alguna.


 “[…] Mona nos ha dado permiso para ir, pero pasará a recogernos a las once.
-¡A las once! – Refunfuñó Torte, poniendo mala cara- ¡Ni que fuéramos niños pequeños!
Sardine notó que Fred seguía mirándola.
-Pues es eso o nada –replicó-. Además le hemos prometido que no vamos a tomar nada de alcohol.
-¡Bueno, mientras no nos prohíban los besos![…]” (p.190)



Claro, recuerdo alguna situación como esta, y no puedo dejar de sentir una sonrisa en mis labios, porque ahora que lo pienso, en esa época las cosas eran muy inocentes, llenas de emoción y peligro también, digo esto último porque por desgracia en esta edad, que es en la pubertad, también somos muy vulnerables para caer en vicios como el alcohol o las drogas.


Así que cuando le toque vivir esto a mi hijo, que será en unos trece años aproximadamente, espero poder tener la capacidad para poner reglas claras y benéficas para él. [1]











lunes, 27 de mayo de 2013

Noche de estrellas


Día 365+75
Comentando lo que me despierta la lectura de:
Funke, Cornelia: Las gallinas Locas. El secreto de la felicidad. (Traducción del Alemán: María Alonso) Barcelona, Ediciones B, 2006.



Para todos aquellos que vivimos en un ciudad tan poblada como lo es el Distrito Federal, México, que tiene tan alto grado de contaminación, casi todo el año, nos perdemos el fascinante espectáculo que nos otorga el cielo: las estrellas. Seguramente has tenido la oportunidad de salir, o vivir, en las afueras y el cielo da una sensación de claridad impresionante. Es como si ante nuestros ojos pudiéramos ver una serie de “puntitos” que están puestos para nuestro deleite.


 “[…] Sardine contempló las ventanas iluminadas y trató de grabarlo todo en su memoria: la visita de la casa entre los árboles oscuros, los resoplidos de los caballos en el silencio de la noche, y las estrellas del cielo. Jamás había imaginado que hubiera tantas.” (p.183)



Es una de las cosas que más extraños de no vivir en la provincia, pero como uno de los personajes de esta historia, guardé en mi mente varias hermosas fotografías, recuerdos, de esos momentos especiales que viví en mi niñez al caminar por senderos con una obscuridad clara ante mis ojos pero que eran mayormente alumbrados por la luna acompañada de las estrellas.[1]











domingo, 26 de mayo de 2013

Despilfarro

Día 365+105
Comentando lo que me despierta la lectura de:
Dostoievski, Fedor: El Jugador. (Traducción del Ruso: José Jaín Entralgo) España, Biblioteca Básica Salvat, 1969.




¿Para que usamos el dinero? Para cambiarlo por artículos de necesidades básicas, como alimentos; y no básica, que bien podría ser ropa, maquillaje, juguetes, etc. El dinero se ocupa prácticamente para hacer cualquier tipo de trueque, aunque en algunos lugares, mayormente de la provincia, podemos encontrar aún intercambios en especie, es especial en los días de mercado.



“ […] Todo esto fue, naturalmente, un desvarío y una estupidez Estuve allí poco más de tres semanas y en este tiempo desaparecieron por completo mis cien mil francos.[…]” (p.167)


Pero una cosa es adquirir lo verdaderamente necesario a despilfarrar el dinero. Por ejemplo, pensamos en alguien, como el caso de la cita, que en cuestión de semanas, días y horas es capaz de gastar una suma exagerada en algunos artículos que no son necesarios. Como el caso del alto funcionario, si no mal recuerdo fue el expresidente de la República Mexicana, Vicente Fox, que gastó no se cuento en unas toallas.


No estoy en contra del consumismo,  porque sería mentirosa e hipócrita al decir que no lo hago, pero siempre y cuando sea de manera moderada y consciente.[1]











¿Enamoradas?


Día 365+74
Comentando lo que me despierta la lectura de:
Funke, Cornelia: Las gallinas Locas. El secreto de la felicidad. (Traducción del Alemán: María Alonso) Barcelona, Ediciones B, 2006.




Recuerdo la época de la primaria, cuando apenas empezaba a sentir interés real por los chicos, que seguramente también te llegó a pasar que el niño que te gustaba, y cada vez que te lo encontrabas, sentías como se ponían los cachetes rojos como un jitomate. En esa época en que, por desgracia, era casi seguro que no sólo a ti te gustaba ese niño, sino también a otras niñas, y todo estaría bien si no fuera porque esa niña era tu mejor amiga ¿verdad?


 “[…] Menos mal que a mi no me ha pasado nunca. Lo de enamorarme del mismo chico que mi mejor amiga,” (p.148)


Que tiempos aquellos de pura inocencia en donde claro que pasaban estas cosas, pero en el momento en que se descubrían, no pasaba de algunos días sin hablarse con la amiga y no durar más de una semana con el novio. [1]










sábado, 25 de mayo de 2013

Cansancio


Día 365+73
Comentando lo que me despierta la lectura de:
Funke, Cornelia: Las gallinas Locas. El secreto de la felicidad. (Traducción del Alemán: María Alonso) Barcelona, Ediciones B, 2006.



¿Te ha pasado que hay días en que uno tiene energía para hacer de todo? Se levanta, tiende la cama, lava la ropa, limpia, hace de comer, trabaja, vuelve a hacer de comer, se tiene energía para ir a hacer algunas compras o pagos, se visita a un conocido y hasta antes de dormir se leen un buen número de páginas. Pero así como hay momentos llenos de energía, también hay otros que son todo lo contrario. ¿Por qué será?


 “[…] A Sardine le dio la impresión de que el número de escalones se había triplicado y de que eran, además, más empinados que por la mañana. Y sólo era medio día. ¿Cómo es posible que estuviera tan cansada?” (p.101)



Hace algunos años me pasaba que me sentía deprimida si no rendía en el día como yo lo había pensado, un sentimiento de derrota entraba en mi mente y cuerpo que en lugar de inyectarme un buen estado de ánimo, me hacía sentir todo lo contrario.


Creo que no siempre se está cansado físicamente, porque cuando es así el cuerpo es tan sabio que busca sus propios mecanismos para obligarnos a descansar, sino que en muchas ocasiones es sólo un estado mental que no podemos quitarlo tan fácilmente. Yo he experimentado que el estar enojada o triste me hace cansarme más rápido, ¿o sólo será mi imaginación? [1]











viernes, 24 de mayo de 2013

Disimular los sentimientos


Día 365+72
Comentando lo que me despierta la lectura de:
Funke, Cornelia: Las gallinas Locas. El secreto de la felicidad. (Traducción del Alemán: María Alonso) Barcelona, Ediciones B, 2006.



Veo que mi bebé va creciendo y cómo es que poco a poco va aprendiendo más a expresar sus sentimientos: si está cansado, aburrido, enojado, feliz, etc. Y cómo es que gracias a ello, puede ir interactuando con todo aquello que lo rodea. En este momento es pura sinceridad, cuando siente algo lo expresa sin miramientos.


 “Mona pronunció todas aquellas palabras con una amable sonrisa, algo que a Sardine le pareció admirable. Ésa debe de ser una de las cosas que uno aprende al convertirse en adulto: a disimular los sentimientos y esconderlos tras una expresión admirable. Tiene que ser muy práctico poder hacer eso.” (p.66)




Pero esto que dice el persona principal, de este simpática historia, es en parte verdad, porque en la medida en que vamos creciendo, aprendemos a disimular, disfrazarlo y  hasta el negarlos los sentimientos.



Creo que sí tiene esto un punto bueno porque en el momento en que tenemos la capacidad de hacerlo, también podemos superar más rápidamente algunas de nuestras emociones, como el miedo; pero también tiene su lado negativo, pues al negar un sentimiento como el dolor, la angustia, o el propio amor en lugar de hacernos un bien nos hacemos un mal. Pero el aprender a disimularlos siempre será un punto a nuestro favor, porque los dejamos ver en el momento oportuno con las personas adecuadas.[1]













[1] La imagen fue tomada de educacion.uncomo.com

jueves, 23 de mayo de 2013

A caballo


Día 365+71
Comentando lo que me despierta la lectura de:
Funke, Cornelia: Las gallinas Locas. El secreto de la felicidad. (Traducción del Alemán: María Alonso) Barcelona, Ediciones B, 2006.



Yo he tenido pocas veces la fortuna de montar un caballo, y esto sólo ha sido posible cuando estaba más chica y pagaban mis padres para hacerlo. Recuerdo que es una sensación de los más agradable, el sentir el suave vaivén de sus andar, el movimiento cálido de su cabello y sentir su firme y largo cuello.


 “Impulsado por la curiosas, el animal pasó su enorme cabeza sobre la cerca, olisqueó aquellas manos desconocidas, retrocedió asustado y luego volvió a acercase. Sin pensarlo dos veces, Sardine comenzó a acariciarle el hocico.[…]” (p.56)



Pero una cosas es montarlo y otras tenerlo muy cerca estando uno a bajo de el. Son animales tan bonitos e imponentes que es difícil describir lo que trasmiten. Seguramente has escuchado, al igual que yo, que los caballos pueden percibir tu estad de ánimo, temperamento, y que si a uno de ellos no les inspiras tranquilidad, es casi seguro que no querrán que lo toques o lo montes, y ni hablar de la fuerza con la que puede patear, al grado de romper un rostro.


Me encantaría poder volver a montar uno, aunque sea sólo por un ratito al lado de mi hijo.[1]










miércoles, 22 de mayo de 2013

Tropiezos vacacionales


Día 365+70
Comentando lo que me despierta la lectura de:
Funke, Cornelia: Las gallinas Locas. El secreto de la felicidad. (Traducción del Alemán: María Alonso) Barcelona, Ediciones B, 2006.



Seguramente te ha pasado, como a mi, que después de planear un viaje en familia, amigos o escolar, ya sea para visitar a algún familiar lejana o sólo para tener un momento de distracción, con tanto esfuerzo, ilusión y lleno de ideas, que cuando llega el momento de llevarlo a cabo, parece que no empieza todo a marchar como se tenía pensado. Esto también le pasa a las protagonistas de este libro, como lo podemos leer en la siguiente cita:



 “-El viaje fue un auténtico desastre. Salieron con retraso, encontraron caravana a salir de la ciudad y se perdieron, por lo menos, en una docena de ocasiones.[…]” (p.54)




Claro que todos tenemos alguna historia que contar de este tipo, que van desde quedarse sin gasolina en medio de la nada; el tener muchas hambre y sed, o ganas de ir al baño, pero no poder saciar estas necesidades hasta que se empieza a caer en la desesperación; o que se ponche o descomponga el carro, etc.
Podría llenar esta entrada de catástrofes vacacionales, pero sé que en este momento ya estas pensado en algunos más. ¿A poco no, ahora que los recuerdas, ya son graciosos? Son esas pequeñas y grandes cosas que le dan sabor a nuestros tropezados pero divertidos viajes. ¿No crees?[1]









martes, 21 de mayo de 2013

Vacaciones y sin dinero


Día 365+69
Comentando lo que me despierta la lectura de:
Funke, Cornelia: Las gallinas Locas. El secreto de la felicidad. (Traducción del Alemán: María Alonso) Barcelona, Ediciones B, 2006.



El leer sobre la vida de este club de amigas, Las gallinas locas, me ha hecho recordar algunos momentos de cuando no trabajaba. Yo nunca he sido buena para tener grupos de amig@s, no fui muy dada en ir andar en manada, y uno de las cuestiones era por la falta de dinero para programar algunas salidas cercas o lejos.


 “-Oye, lo siento, pero nosotros no podemos prestarte nada –se excusó Fred-. Ahora mismo estamos sin blanca.
-No pasa nada – murmuró Melanie, secándose las lágrimas con un pañuelo de papel-. Yo sé lo que es eso.
-Lo del dinero ya lo solucionaremos –aseguró Sardine.[…]” (p.45)



Sí se siente feo cuando te das cuenta que otras se van de vacaciones y que uno no puede porque no tiene fondos, ¿verdad?, pero también creo que cuando me llegué a ir, después de hacer mis ahorros, estos pocos viajes me han sabido a gloria y los recuerdo con mucho cariño. Qué padre es recordar esas cosas, y más si no se ven como una tragedia, sino como una gran lección de vida.[1]











[1] La imagen fue tomada de http://travelreportmx.com/?p=2113

lunes, 20 de mayo de 2013

Inicio El secreto de la felicidad


Día 365+68
Comentando lo que me despierta la lectura de:
Funke, Cornelia: Las gallinas Locas. El secreto de la felicidad. (Traducción del Alemán: María Alonso) Barcelona, Ediciones B, 2006.


Este libro no sólo lo elegí por tener una bonita presentación, pasta dura, colores intensos y grande letra; o por haberlo regalado hace tiempo, confieso que lo tomé de contrabando, sino también por su autora. Cornelia Funke “es una escritora alemana de literatura infantil y juvenil”[1], yo no he tenido el privilegio de leer su trilogía de Sangre de tinta, pero sí El jinete del dragón, historia que me agradó por su fantasía, sencillez y porque  es un libro que recomendaría ampliamente para jóvenes.


Son cinco libros sobre Las gallinas Locas, yo estaré comentando el cuatro, que es  una pandilla formada por cinco chicas, de las cuales Funke nos irá contando sus locuras e historias entre ellas y sus familias, como este caso:



 “¿Por qué había comida griega un día de diario normal y corriente? Sardine suspiró.
-Mamá, suéltalo ya¡ ¡El señor Sabelotodo quiere venir a vivir con nosotras!” (p.15)




Esta cita me recordó a las escenas típicas entre padres e hijos, que seguramente yo las llegaré a vivir, en donde cualquiera de los dos cuando tiene algo importante que decir, o de hacer, y entonces se recurre a la llamada “barbería”. Por ejemplo: los hijos hacen el quehacer, están muy cariñosos con los padres, y ellos preguntan: ¿ahora qué quieres? Yo también lo llegué a hacer con mis padres, y es una de las cosas más divertidas que pueden pasar.


Esto es lo que precisamente le pasa a una de nuestras protagonistas, pero como pudieron ver, la mamá es la que quiere revelarle algo. ¿Qué anécdota me contarías parecida a esta?[2]