sábado, 17 de agosto de 2013

Nuestras aparentes diferencias entre hombres y mujeres

Día 365+157
Comentando lo que me despierta la lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.







Si los hombres y las mujeres pertenecemos a la misma especie, entonces ¿por qué parecemos, en muchas cosas, que somos totalmente diferentes? Claro está que compartimos rasgos específicos, como caminar erguidos, los mismos sentidos, etc. Y que la diferencia, además de los genitales, es realmente mínima. Pensemos en hombres que parecen mujeres y mujeres que parecen hombres, y seguramente comprenderemos que estando los genitales ocultos, bien podemos confundirnos.



“Y en verdad basta pasearse con los ojos abiertos para comprobar que la Humanidad se divide en dos categorías de individuos cuyos vestidos, rostro, cuerpo, sonrisa, porte, intereses, ocupaciones son manifestaciones diferentes. A caso tales diferencias sean superficiales; tal vez estén destinadas a desaparecer. […]" (p. 17)




Pero, como bien lo dice nuestra autoras, hay diferencias que son a simple vista detectables, como el que las mujeres se pinta, los hombres no, las mujeres llegan a usar  vestido, los hombres no, etc. Así que lo que podemos ver que nos hace realmente diferente a los hombres y las mujeres, no es tanto nuestra composición genética, por lo menos a simple vista, sino agregados como la ropa, el comportamiento, las actitudes, etc. ¿Será que entonces nos creemos más diferentes de lo que en realidad somos en nuestra esencia? [1]








No hay comentarios:

Publicar un comentario