viernes, 29 de junio de 2012

Fin de Las Buenas Conciencias


 Día 108
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Fuentes, Carlos: Las buenas conciencias. México,
Planeta DeAngostini (Colección Carlos Fuentes), 2002.


Con esta entrada termino el libro de un gran escritor recién fallecido, Carlos Fuentes. ¿Que si lo recomiendo? Por supuesto, más en estos tiempos en donde los valores morales se están perdiendo, donde las tradiciones familiares son poco claras y el futuro de un joven, de los jóvenes, está por develarse; no sólo vemos el retrato de Guanajuato, de su gente y época en los años 20´s y 30´s, sino que nos deja una gran reflexión sobre nosotros, nuestro presente y futuro. No puedo dejar de preguntarme: ¿Quién soy? ¿Qué quiero para mí? 
 
 
 “<<No he tenido el valor. No he podido ser lo que quería. No he podido ser un cristiano. No puedo quedarme solo con mi fracaso; no lo aguantaría; tengo que apoyarme en algo. No tengo más apoyo que esto: mis tíos, la vida que me prepararon, la vida que heredé de todos mis antepasados. Me someto al orden, para no caer en la desesperación. Perdón, Ezequiel; perdón, Adelina; perdón, Juan Manuel.>>” (p. 238)


Aunque suene desgarrador, tenemos que pensar en el momento en que tengamos que hacer un acto de conciencia, ¿queremos sentirnos fracasado, acabados, derrotados como nuestro personaje anterior, por no ser lo que queríamos ser? O ¿aceptar nuestro presente y situación, con dignidad y valor aunque no sea exactamente lo deseado en nuestra juventud? La adolescencia nos hace creer que todo está a nuestro alcance, y tal vez no deja de ser verdad, tenemos todo a nuestro alcance, aunque no sea lo que los demás, la familia, espere de nosotros. [1]








[1] La ilustración mostrada fue tomada de http://bienvenidoacarolandia.blogspot.mx/

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