Día 129
Comentando lo que me despierta la
lectura de:
Nehmad, Grace: Pérdida deseada. México,
Resistencia, 1998.
Nehmad, Grace: Pérdida deseada. México,
Resistencia, 1998.

“[…] A la mañana siguiente, José María pagaba
el precio de no poder conciliar el sueño hasta la madrigada y de soñar dormido
y despierto, pues se resistía a la sacudidas de su madre quien, siempre con
prisa, quería estar ya en su trabajo.” (p. 45)
Sea como sea, siempre vive
uno, por lo menos un gran tiempo de nuestra vida, desvelado. Esas desveladas
que parecen “crudas” porque uno, al otro día, tiene mucha sed y deseos de permanecer
bien abrigado, y todo gracias al resultado de esta vida nocturna. Sea como sea,
es algo que todos padecemos o padeceremos, aunque no creo que para todos sea un
problema, pero si un desgaste.
Bueno, por ahora termino
esta pequeña entrada, digo, por si tienes una fiesta y hay desvelada, ¿verdad? Y
mañana, feliz resaca.[1]
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