Día 326
Comentando lo que me
despierta la lectura de:
Benítez Reyes, Felipe: Tratándose de Ustedes,
Barcelona, Túsquets Editores, 2002.
Benítez Reyes, Felipe: Tratándose de Ustedes,
Barcelona, Túsquets Editores, 2002.
A lo largo de estos
días he estado escribiendo sobre la posibilidad, claro está que sólo en la imaginación,
de tener inventos que fueran imposibles para la lógica de nuestras vidas, pero
no para la literatura. Pero no todo lo que se piensa, o sueña, es siempre con
consecuencias deseadas para todos, ni para todo.
“[…]
¿No sospecha lo que podremos hacer con un ingenio que tiene el don de la
invisibilidad y de la intemporabilidad?¿No se le ocurre pensar lo que le
ayudará en su carrera política?¿No imagina las venganzas, los fraudes, los
engaños que nos puede evitar, o llevar a cabo en nuestro interés, este
endiablado muñeco?” (p.83)
Si pensamos en que un
invento de este tipo fuera posible, como la posibilidad de ser invisible o de
trasportarse en el tiempo, entenderíamos muchas cosas que de pronto, son
inexplicables para nosotros, y en ocasiones injustas, como por ejemplo el por
qué de pronto sentimos que las cosas ya las vivimos, lo que le llamamos Dejavú, porque entonces cabría la
posibilidad de que en realidad sí lo viviéramos por segunda, tercera o cuarta
vez. Pero si un invento así callera en las manos no adecuadas podría tener consecuencias
negativas.[1]
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