viernes, 19 de julio de 2013

Un borrego menos

Día 365+128
Comentando lo que me despierta la lectura de:
Muñoz Molina, Antonio: El dueño del Secreto. España,
Espasa Calpe, 1999.



¿Cuáles son las cosas, circunstancias y situaciones que nos roban el alma, la voluntad, la libertad? Cuando aviento esta pregunta al aire, y tratando de englobar todo, me refiero cuando uno no es autónoma en gran parte de nuestra vida, el no poder decir qué hace, cómo hacerlo, en dónde y cuándo.



“[…] los estudiantes hacían cola en las paradas de los autobuses azules que llevaban a la Ciudad Universitaria, mansos como ovejas, pensaba yo, odiándolos, embrutecidos por la ignorancia, por el consumismo, por la televisión, abotargados por el hábito de la obediencia  […]" (p. 65)



Este robo de la voluntad, la incapacidad para tener la posibilidad de reflexionar y así obtener nuestras propias opiniones, viene desde nuestro núcleo familiar, al estar sometidos al autoritarismo de nuestros padres, o al no poner a trabajar analíticamente a nuestra mente porque la tenemos inundada por la televisión, por ejemplo.


Así que en el momento en que no podemos externar una opinión propia, nos hacemos uno solo con las demás personas que hacen lo mismo. Es como un mal que se pude contagiar de familia en familia, de individuo en individuo y que sólo es posible dejar de ser una oveja más, saliéndonos del corral.[1]

Gracias Gabriela Sánchez Bacarlet por recomendarle este vídeo que está muy acorde con la entrada del día de hoy, con aquello de los borregos. Espero les guste igual que a mi.



















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