Día 365+197
Comentando lo que me despierta la
lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
Pensar en cómo se vivir en tiempos lejanos, por ejemplo
hace unos tres siglos, es muy complicado porque obviamente no estuvimos ahí y
lo que podemos leer, que sería nuestra fuente más fidedigna, está sujeta a la
interpretación de quien lo contó en su momento, y debemos tener en cuenta que
dicha persona estaba inmersa en una cultura que bien pudo influir su relato.
Por ello es casi imposible saber exactamente qué pasó con la relación de los
hombres y las mujeres en épocas mucho más lejanas, como en la época de las
cavernas, aunque es bien sabido que gracias a las pintura rupestres que se han
encontrado podemos saber un poco más.
“[…] Resulta
singularmente difícil formarse una idea de la situación de la mujer en el
período que precedió al de la agricultura. Ni siquiera se sabe si, en
condiciones de existencia tan diferentes de las he hoy, las musculaturas de la
mujer y su aparato respiratorio no estarían tan desarrollados como en el
hombre. […]” (p. 63)
Por fortuna con los
pocos elementos que se cuenta y los estudios actuales se ha podido imaginar,
hipotéticamente, cómo ha cambiado la estructura física, psicológica y cultural
de generación en generación; además, fuera de sólo un interés casual, a los
historiadores y científicos les ha ayudado a entender al ser humano.
Sabemos es
imposible modificar el pasado, pero sí podemos especular de qué hubiera pasado,
o podría pasar (aunque el futuro tampoco es totalmente predecible), si las
mujeres hubieran tenido actividades más rudas, como la caza, desde tiempos
inmemorables ¿seriamos más musculosas, por ejemplo? Porque se sabe que una de
las grandes supuestos es que las especies se van adaptando a su medio. Tal vez
si hubiéramos tenido las mujeres actividades diferentes en el pasado, seríamos
diferentes físicamente, tal vez nos pareceríamos más a los hombres. ¿Interesante imaginario,
verdad? Aunque no sé si esto le quitara riqueza a nuestro género. ¿Qué opinas? [1]
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