Día 365+257
Comentando lo que me despierta la
lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
Uno
de los sentimiento que muchas parejas experimentas es el de los celos. Tanto
hombres como mujeres pueden llegar a sentir inseguridad ante sus parejas pero
¿por qué? De entrada puede haber dos motivo detonantes que sí haya infidelidad
o que no haya infidelidad. Retomaré la cita de la anterior entrada titulada
¿Por qué las mujeres llegan a ser infieles?[1]
Para explicar otro posible motivo por el que los celos se hagan presentes en
una relación, en especial en una en donde el machismo se impone.
“[…] únicamente
a través del adulterio y la mentira puede demostrar que no es la cosas de nadie
y desmentir las pretensiones del varón. Por eso están tan prontos a despertarse
los celos del hombre;[…] También por esa razón los celos pueden ser
insaciables; ya se ha dicho que la posesión jamás puede ser positivamente
realizada (p.193)
Si
partimos de que algunas mujeres llegan a ser infieles para sentir un poco de
autonomía, es de imaginarnos que los hombres crean que ellas, aunque su mujer
no lo sea, tenga ese poder, porque por más que lo intente él nunca podrá posee
en su totalidad a la mujer, no llegará a ser nunca SU mujer, y lo mismo para al
revés. Así que no es de extrañarnos que cuando siente esta imposibilidad de
total incapacidad para apropiarse del Otro, empieza a darse cuenta que puede
hacer lo que él hace: ser infiel.
Entonces,
el tercer tipo de celos es por la posibilidad de que le sea infiel. Son nacidos
sólo de la creencia, la suposición y no por los hechos. Como diríamos
coloquialmente, siente pasos en la azotea al darse cuenta que el Otro también
es persona y puede hacer valer su autonomía, y creo que estos celos nacidos de
la imaginación es el peor de todos. [2]
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