Lectura:
Taylor, Peter: El adiestramiento de una
amante.
México, Cal y arena, 1996. (Trad. Laura Emilia Pacheco).
México, Cal y arena, 1996. (Trad. Laura Emilia Pacheco).
A
este pequeño libro le faltan hojas. Es una lectura tan agradable, llena de
matices e intensidad, que no se puede apartar los ojos de sus letras, uno
quisiera poder leer más y más. Como lo podemos leer en el prólogo (encontré la
transcripción exacta http://jose.navarro.eresmas.net/taylor.html
) Taylor es un escritor olvidado. Su grandeza radica en la manera en que toma
los temas de la vida. En este libro
podemos notar varias formas al escribir: prosa, verso y teatro. Curiosamente –al
igual que el libro que terminé ayer- se trata de tres historias, que giran alrededor
de los amantes de diferentes edades, situaciones económicas y sociales, pero
todas tienen un elemento en común: el silencio.
Cuando
los amantes hablamos, convivimos, nos empezamos a “conocer”, creemos saber lo
que el otro quiere, ve, piensa y siente, o eso quisiéramos. Por lo menor a mí
sí me ha pasado. Pero también me he preguntado sí es posible saber todo lo que
el otro sabe, piensa y quiere; obviamente la respuesta es que no, tendría que
ser la otra persona para saber todas estas cosa , y no es posible.
Así
que bien vale la pena comentar estar tres historias en tres días, aunque yo
terminé el libro ya, porque son tan interesantes y atractivas que seguro, al
igual que yo, se identificarán. Este libro es uno de los que vale la pena
recomendar y leer. Yo ahora que lo termine de usar lo liberaré (lo tomé hace un
tiempo en la Fiesta del Libro y la Rosa 2012 en la UNAM) porque esa es su misión.
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Historia
1: En la cineteca
Don
comprometidos salen del cine, escena común de novios, y viven una serie de
tropiezos inocentes que despiertan la peor pelea que tendrán a lo largo de su
noviazgo, y que recordarán ya siendo esposos años después.
“[…]
Alan repitió para sus adentros que respetaba el tipo de público que asistía a
la cineteca, […] Pero por algún motivo aquel día no estaba de humos para
soportarlos. Quizás era por la película de Bergman. No la había entendido en su
totalidad, desde luego no como Ginnie, entrenada en apreciación estética. A
Alan sólo le había gustado. […]” (p.21)
Como
podemos ver es esta cita es lo que piensa Alan. Los pensamientos que tenemos
todos a todo momento y que determinan mucho de nuestro actuar. Podemos notar
como Alan siente un disgusto inicial que se va a complicar por creer que su
novia, Ginnie, tiene una mejor comprensión de la película porque ella tiene
conocimientos de estética. En realidad Ginnie no dice nada, todo lo supone
Alán. ¿Te parece una historia común? El disgusto se va acrecentando en la
medida en que vamos leyendo como uno y el otro, piensan cosas que no expresan.
Y esto se confirma, al final de la historia, cuando recuerdan este terrible
día, pero no entienden realmente qué pasó.
Es
una escena clara, en un mismo lugar, pero con dos personas autónomas, que
piensan lo que quieren y dicen lo que quieren. Dicen que hablando se entiende
la gente, pero la preguntaría posterior sería: ¿estamos pensando lo mismo o mínimamente
sé lo que piensas? Así que cuando te pelees con tu pareja, pregúntate: ¿es por
lo mismo que yo pienso?
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