Día 93
Lectura:
Fuentes, Carlos: Las buenas conciencias.
México,
Planeta DeAngostini (Colección Carlos Fuentes), 2002.
Planeta DeAngostini (Colección Carlos Fuentes), 2002.
Ahora
que soy madre, y seguramente todas aquellas que lo son lo sentirán también, al
leer la siguiente parte del libro, me puse a pensar en lo que significa serlo,
y en lo desgarrador que ha de ser separarnos de él o ella. No es que aquellas
que no lo sean no lo puedan comprender, sólo que después de tener a un bebé formándose
por nueve meses, las cosas pueden llegar a distintas, mejores o tal vez peores.
Quiero aclarar que yo creo que aquello del instinto maternal, en gran parte es
cultural. En alguna ocasión he escuchado, y seguramente tú también, que el
sueño dorado de muchas chicas es casarse y tener hijos. Yo no lo sentí así, y
no por ello me siento menos importante, simplemente creo que este “instinto”
mayormente se aprende, es un patrón. Por ello también puedo entender, aunque no
justificar, a una madre que no quiere a sus hijos, o que los abandona. Pero
¿qué pasa si la situación es otra?
“ […] La hermana, en el acto, le hizo ver lo
cuerdo era traer a la criatura, cuando naciese, a la casa y al ambiente que le
correspondía […] Total, que entre duda y duda era Asunción la que actuaba y
Asunción la que presentó a su hermano, un buen día, el niño rubio y colorado
como el abuelo.[…]” (p.44)
En
este caso, como lo comentaba ayer, la mamá de este chiquito es considerada una
mujer “vulgar”, de poca clase. Así que la cuñada le quita a su hijo. El
hermano, esposo de la recién mamá, no hace nada. ¿Con qué calidad moral una
persona puede arrebatar a su madre de su hijo? Aquí Asunción cree que tiene la
razón, que es lo más conveniente para el niño, y el abuelo materno del niño acepta
dinero de ésta para ayudarle con el plan. Tanto uno como el otro toman la vida
de este niño por sus manos, como si fuera lo mejor para él.
La
pregunta ahora es la siguiente: ¿Tú permitirías que alguien te quitara a tu
hijo? Esto considerando que no fuera por un caso delictivo, sino un caso
similar a este. ¿Crees que una persona por tener más dinero que otra, puede
hacer actos como éste? ¿Por qué te imaginas que una madre no pueda llegar a
denunciar actos así? Yo ante esta última cuestión, puedo decir que las mujeres
en el siglo XXI tienen una libertad mucho mayor a de los otros tiempo, donde
tenían muy poca elección. Si ahora es limitada, imaginémosla a principio del
siglo XX.
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