Día 225
Gottschalk, Maren: Reinas (Cinco soberanas y sus biografías), México, FCE (A través del Espejo), Trad. Ofelia Arruti 2010, 2003.
<<El parlamento sigue presionando a la
reina para que ponga en regla su sucesión. Isabel reacciona cada vez más
indignada:”Aunque sólo soy una mujer, mi valor es, como corresponde a mi alto
cargo, tan grande como era el valor de mi padre. Soy vuestra reina ungida. Nunca
permitiré que me obliguen a nada”>> (p.84)
Si una mujer en un
mundo masculino pone resistencia a los mandatos, a las ordenes de lo que se le
dice es tachada como pervertida, insaciable, etc. Los rumores, mitos y
desprestigios no tardan en llegar, y esto es lo que pasó en parte con la vida
de Isabel que fue amenazada no sólo por las armas, sino por el desprestigio.
Pero pensar en que una mujer XV tuviera la visión de aprovechar el dinero, el
poder, la educación e independencia en todos los sentidos para gobernar, sin ayuda
de un hombre, en una gran nación como la inglesa, nos habla de una persona con
mucho terquedad, parte de su carácter, y decisión para no casarse y dedicarse a
gobernar a su pueblo. Isabel actuó en varios momentos de su reinado de forma “despiadada”,
aunque yo diría necesaria, para ser lo que fue: una mujer que se opuso a los
parámetros de conducta y vida social de su tiempo.
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