Día 228
Comentando lo que me
despierta la lectura de:
Gottschalk, Maren: Reinas (Cinco soberanas y sus biografías), México, FCE (A través del Espejo), Trad. Ofelia Arruti 2010, 2003.
Gottschalk, Maren: Reinas (Cinco soberanas y sus biografías), México, FCE (A través del Espejo), Trad. Ofelia Arruti 2010, 2003.
Una persona, no
importando si es hombre o mujer, desarrolla a lo largo de su vida interés o
intereses por una o varias cosas. Algunos por el dinero, las mujeres u hombres,
las drogas, la religión, la ciencia, entre otras cosas. Pero el motivo por el
cual se llega a este punto son tan variados como las vidas mismas. No tiene que
ser forzosamente por traumas, también puede ser por alegrías, gente o hasta
mascotas.
“Cristina es una
persona ávida de saber. Filosofía, filología, astronomía, alquimia; casi no
existe área en la que no pueda expresarse.[…]" (p.114)
Pero que se llegue a
desarrollar amor, pasión y/o deseos reales, pasión por ello, siento, creo que
depende de la personalidad de cada sujeto. La pregunta sería ¿si no tengo una
forma de ser tan extrovertida, tal vez todo lo contrario, no se puede llegar a
sentir o desarrollar dicho interés por las cosas? Ahora pienso que una persona
que parece callada, retraída, despistada, puede tener el ímpetu necesario por
lo que hace sin que, forzosamente, tenga que gritarlo, exagerarlo o comunicárselo
a todo el mundo.
Sentirse ávido[1] por
algo, como es el caso de la Reina Cristina por el saber, nos hace pensar,
sentir, vivir por ello y para ello. Yo creo que el problema es cuando no seamos
qué nos hace sentir así. ¿No creen?[2]
No hay comentarios:
Publicar un comentario