Día 288
Comentando lo que me
despierta la lectura de:
Zapata, Luis: El vampiro de la colonia Roma
(Las aventuras, desventuras y sueños de Adonis García),
México, Debolsillo, 2012.
Zapata, Luis: El vampiro de la colonia Roma
(Las aventuras, desventuras y sueños de Adonis García),
México, Debolsillo, 2012.
Si pensamos en la
cantidad de personas que vivimos en la ciudad (ya no pensemos en todo el
planeta) y pudiéramos ver las dificultades que se presentan al tratar de
convivir compartiendo espacios, nos sorprenderíamos al darnos cuenta que no es
fácil el cómo organizar a una sociedad porque no todos cumplen con las normas
de convivencia. Si lo vemos desde una menor escala, en nuestra familia, todos
sabemos lo difícil que es tener una vida tranquila, en paz y armonía con todos.
Por poner un ejemplo: los hermanos se pelean porque uno no respeta las cosas
del otro y al no saber, o querer, poderse de acuerdo al respecto, se cae en la
violencia, aún si son niños. Y es aquí en donde tiene que entrar un tercero,
como en toda sociedad, un “policía” para poner el orden recordando las reglas
de convivencia básica.
“al
que le decíamos comandante lo vi
después varias veces y más o menos nos hicimos cuates por él me enteré de un chorro de cosas que
si te las contara harían que nunca en tu vida volvieras a confiar en un policía
que nunca en tu vida volvieras a
sentirte tranquilo en las calles aunque
son cosas que ya sabes que ya todo la gente sabe” (p.71)
Pero aquí hay una
cuestión ¿estos supuestos policías, como mencioné en el ejemplo anterior que puede
ser los padre en la familia, o los directores en las escuelas, tiene claras las
reglas de convivencia? O ¿Ellos también los pasan por alto y cometen peores
faltas que los supuestos delincuentes?
Yo creo que para que los
guardianes del orden funcionen deben tener valores morales bien plantados, como
la honestidad, el respeto, la prudencia, etc. Se debe predicar con el ejemplo. Pero
si estos no tiene nada de lo anterior se vuelven en un serio peligro porque se
les da el “poder” a alguien que no sabe hacer buen uso de el. Pienso que sí
existen personas que saben predicar con el ejemplo: padres, directores, policías.
Pero la pregunta del millón sería ¿yo también lo sé hacer?[1]
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