Día 291
Comentando lo que me
despierta la lectura de:
Zapata, Luis: El vampiro de la colonia Roma
(Las aventuras, desventuras y sueños de Adonis García),
México, Debolsillo, 2012.
Zapata, Luis: El vampiro de la colonia Roma
(Las aventuras, desventuras y sueños de Adonis García),
México, Debolsillo, 2012.
Deseo ser feliz, que
me quiera, me apoyen y apapachen. Quiero tener un amor incondicional, que nunca
me falle, que este a mi lado en las buenas y en las malas, en la salud y en la
enfermedad; me encantaría poder olvidarme en los brazos de un ser amado. ¿Y
quién no desea esto? ¿Quién no ha dado, y dará, lo que es y será a cambio de
todo esto?
“[…]
aunque haya gente contigo aunque
alguien te quiera pues no se va a morir
por tu ¿verdad? y así a pesar de haberlo olvidado durante un
tiempo me daba cuenta de que la única
persona que iba a estar conmigo hasta el final de mis días era yo mismo y que si yo no hacía nada por mí nadie en el mundo iba a hacerlo” (pp.81-82)
Pero todos los
deseos, querer y exigencias son sólo, por desgracia, pasajeros porque están en
los otros, en lo demás y no en uno. Como bien dice nuestro personaje principal,
la única persona que está y estará con nosotros hasta el final somos nosotros
mismos.
Si miro la
televisión, o veo las revistas en busca de cómo encontrarme a mi misma, no lo
encuentro; sólo logro ver mentiras, ilusiones, chismes. ¿Entonces en dónde
busco para lograrlo? En mi y nada más en mi. Así que Ruth ¿Quién es tu mayor
felicidad? Tu misma y si no ¿quién?[1]
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