Día 309
Comentando lo que me
despierta la lectura de:
Sheldon, Sidney: Si hubiera un mañana,
Buenos Aires, Émece editores (La nación), 2009.
Sheldon, Sidney: Si hubiera un mañana,
Buenos Aires, Émece editores (La nación), 2009.
¿De dónde aprendemos
ciertas actitudes y costumbres? Inicialmente de nuestra familia, ya después de
personas ajenas. Tal vez por ello de pronto nos preguntamos por qué somos tan parecidas a nuestros padres, y en
especial, curiosamente, en lo que menos nos gusta. Decimos que las historias se
repiten, como
si los destinos fueran marcados de antemano, aunque los estudiosos del
comportamiento humano dicen que tenemos patrones de conductas que aprendemos
desde el ceno materno.
“[…]Los
recuerdos más tempranos de Jeff eran de sus padres discutiendo por dinero o por
las amantes de su papá. Fue un matrimonio infeliz, y el niño decidió desde su
infancia que jamás se casaría […]” (p.169)
Aunque no sólo en
nuestras familias nos hacemos de un aprendizaje de comportamiento, sino que
también es determinante para la toma de decisiones, como lo acabos de leer en
la anterior cita. Tal vez esta escena sea más común de lo que imaginamos, porque
por desgracia, muchas personas, que son padres de familia, no miran por la
tranquilidad y bienestar de sus hijos, sino sólo por el de ellos mismo,
anteponiendo el orgullo y rencor antes que el amor a sus hijos.
Por lo anterior yo sí
creo que es mejor tener unos padres separados, que juntos como perros y gatos, porque
el día de mañana esto le causa más estragos a los hijos que a uno mismo. ¿Tú
qué piensas?[1]
[1] La imagen fue tomada de http://miriamrochadiaz.wordpress.com/2011/09/23/padres-e-hijos-en-conflicto/
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