Día 302
Comentando lo que me
despierta la lectura de:
Sheldon, Sidney: Si hubiera un mañana,
Buenos Aires, Émece editores (La nación), 2009.
Sheldon, Sidney: Si hubiera un mañana,
Buenos Aires, Émece editores (La nación), 2009.
Todos sabemos que
cuando una persona llega a la cárcel es porque cometió una falta, aunque por
desgracia hay muchas personas que no son culpables y están ahí, pero no todas
las faltas son las mismas. Claro que hay grados de maldad, y los motivos por
los que se llegaron a cometerlos, aunque no son justificables, sí son en muchos
casos comprensibles.
“-Acuéstate
en la camilla y coloca los pies en los estribos.
La
mujer vaciló.
-¡No
tengo todo el día!
El
inspector le insertó un espéculo en la vagina. A medida que la revisaba, le
preguntó:
-¿Tienes
una venérea?
-No.
-En
seguida lo sabremos.
Le
tocó el turno a la siguiente. Cuando el doctor estaba por introducirle el mismo
espéculo a la segunda chica, Tracy grito:
-¡Espere
un segundo!” (p.51)
En una cárcel ¿es
necesario usar tanta deshumanización? Claro que no es un hotel, ni un parque
recreativo, pero no dejamos de ser personas, seres humanos, y sobre esto no
debería pesar el maltrato injustificado. ¿Es justo tratar igual a un violador
que a un ladrón, por ejemplo? No lo sé.
Yo nunca he estado, y
espero no estar, en una cárcel, pero sé que en muchas situaciones la realidad
supera a la ficción, y que las cosas son más escabrosas de los podemos imaginar.
[1]
[1] La imagen fue tomada de http://psiqueyeros.wordpress.com/dando-una-mano/%C2%BFcomo-salir-de-la-carcel-asfixiante-de-las-expectativas-ajenas/
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