Día 349
Comentando lo que me
despierta la lectura de:
Saramago, José: El hombre Duplicado, (Trad. Pilar del Río)
Madrid, Santillana ediciones (Punto de lectura), 2007.
Saramago, José: El hombre Duplicado, (Trad. Pilar del Río)
Madrid, Santillana ediciones (Punto de lectura), 2007.
Las acciones y
decisiones que toma cada persona, está delimitada no sólo por lo que se desea
sino también por las circunstancias familiares, sociales o económicas. En
teoría deberíamos de pensar bien las cosas que decidimos hacer, pero en muchas
ocasiones somos como hojas que se lleva el viento, que nos dejemos arrastrar
por la corriente, y no siempre lo hecho así es lo correcto. Deberíamos poder
tener la mente fría para hacer lo correcto para nosotros, para lo que nos
rodea, pero la verdad es que no siempre es así.
“[…]
Pues esta vez te equivocas, lo que vas a hacer no es una imprudencia, es una
estupidez, Una estupidez, Sí señor, una estupidez, y de las gordas, No veo por
qué, Es lógico, una de las formas secundarias de la ceguera de espíritu es
precisamente la estupidez […]” (p.184)
Cuando actuamos de
manera no conveniente, para nosotros o los demás, podemos preguntarnos ¿es porque
actuamos de forma imprudente o estúpida? ¿Cuál es la diferencia? Creo que
cuando uno actúa estúpidamente es porque aún sabiendo que algo no va a salir bien,
hacemos las cosas nada más por hacerlas, sin pensar realmente las consecuencias
de la misma. A diferencia de cuando se actúa de forma imprudente, en donde se
dice o se hace algo no adecuado por ignorancia, regularmente no es que se
quiera “meter la pata”, como se diría coloquialmente, sino que se actúa irracionalmente.
La próxima que cometa algún error me preguntaré si actúe imprudente o estúpidamente.[1]
[1] La imagen fue tomada de http://kaotikaentelequia.wordpress.com/2012/11/06/cipolla-sobre-la-estupidez-humana-y-que-pasa-cuando-estos-llegan-al-poder/
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