Día 365+73
Comentando lo que me despierta la lectura de:
Funke, Cornelia: Las gallinas Locas. El secreto de la felicidad. (Traducción del Alemán: María Alonso) Barcelona, Ediciones B, 2006.
Funke, Cornelia: Las gallinas Locas. El secreto de la felicidad. (Traducción del Alemán: María Alonso) Barcelona, Ediciones B, 2006.
¿Te ha pasado que hay días en que uno tiene energía para
hacer de todo? Se levanta, tiende la cama, lava la ropa, limpia, hace de comer,
trabaja, vuelve a hacer de comer, se tiene energía para ir a hacer algunas
compras o pagos, se visita a un conocido y hasta antes de dormir se leen un
buen número de páginas. Pero así como hay momentos llenos de energía, también
hay otros que son todo lo contrario. ¿Por qué será?
“[…] A Sardine le
dio la impresión de que el número de escalones se había triplicado y de que
eran, además, más empinados que por la mañana. Y sólo era medio día. ¿Cómo es
posible que estuviera tan cansada?” (p.101)
Hace algunos años me pasaba que me sentía deprimida si no
rendía en el día como yo lo había pensado, un sentimiento de derrota entraba en
mi mente y cuerpo que en lugar de inyectarme un buen estado de ánimo, me hacía
sentir todo lo contrario.
Creo que no siempre se está cansado físicamente, porque
cuando es así el cuerpo es tan sabio que busca sus propios mecanismos para
obligarnos a descansar, sino que en muchas ocasiones es sólo un estado mental
que no podemos quitarlo tan fácilmente. Yo he experimentado que el estar
enojada o triste me hace cansarme más rápido, ¿o sólo será mi imaginación? [1]
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