martes, 18 de junio de 2013

De la niñez a la vejez

Día 365+97
Comentando lo que me despierta la lectura de:
Dostoievski, Fedor: El Jugador. (Traducción del Ruso: José Jaín Entralgo) España, Biblioteca Básica Salvat, 1969.



Seguramente recordarás, o tendrás la oportunidad como yo de verlo en tus hijo, cómo se es una a edad temprana, desde el años de vida hasta los diez años aproximadamente: sin miedo, aventado, atinado, arriesgado, etc. En esa edad todo es fácil, todo es posible y en mucho ocasiones la necedad llega a la puerta. Es admirable cómo se tiene la capacidad de sorpresa ente todo y todos.  Y aunque también hay cosas que no son del todo agradables a esa edad, como en todos los casos, sí podemos decir que pesa por mucho lo bueno.


[…] -¡Dese cuenta de lo que hace, abuela! ¡A veces pasan doscientas tiradas para que salga! Va a perderlo todo, se lo aseguro.
-¡No es verdad, no es verdad! ¡Apunta!¡Es una corazonada! Yo sé lo que me hago […]” (p.104)

Pero hay otra edad que se asemeja mucho a la niñez, y es la vejez. El personaje que presenté en la anterior cita, está en este momento, en donde se comporta como un niño de escaza edad. Todo quiere, todo pregunta, no tiene pelos en la lengua para cuestionar y hace cosas arriesgadas, como lo pudimos notar.
Creo que deberíamos dejar un poco de lado nuestra mente analítica para poder dejar abierta la puerta de las corazonadas, y así , dejar que la niñez y vejez entren más en nuestras vidas adultas.[1]













No hay comentarios:

Publicar un comentario