Día 365+223
Comentando lo que me despierta la
lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
Hace
pocos días platicaba con alguien sobre los llamados negocios Salones de belleza
o Estéticas, decíamos que algunas mujeres han podido sostener a su familia con
este trabajo porque es algo que sí deja, aunque creo que no ha todos se nos
dan, porque todos necesitamos cortarnos el cabello (hombres, mujeres, niños,
niñas, ancianos, ancianas) pero además porque las exigencias de belleza para las mujeres, más desde que se
incorporaron al campo laboral, ha ido en aumento, no con cortar el cabello sino
que se pinta, se alacia, se riza, se depila casi todo el cuerpo, se hace
arreglo de las uñas de las manos y de los pies, etc.
“[…] En
Norteamérica, el trabajo doméstico se ha simplificado mediante ingeniosas
técnicas; pero el aspecto y la elegancia que se exige a la mujer que trabaja le
imponen una nueva servidumbre; y, además, sigue siendo responsable de la casa y
de los hijos.[…]” (p. 132)
El tiempo que debe
invertir una mujer en su “belleza” es mucho muy superior que al de los hombres,
y aquellos que se esmeran en este aspecto, son considerados afeminados. Pero
acaso esta exigencia visual ¿no es social? Definitivamente sí. ¿Por qué las
mujeres tiene que cubrir sus arrugas, sus canas? ¿Será a caso porque se nos da
un valor mayor por como nos vemos que por lo que somos? Claramente sí. Las
mujeres pagan grandes cantidades de dinero, de tiempo y de sufrimiento por
complacer a una sociedad. Y tú ¿eres esclava de la “belleza”? Por desgracias
casi la mayoría, en mayor o menos medida, lo somos; y eso que lo digo tocándome
en bigote. [1]
[1] La imagen fue tomada de http://respuesta-yahoo.blogspot.mx/2012/11/como-estar-mas-bonita-para-tu-pareja.html
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