Día 365+262
Comentando lo que me despierta la
lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
Cuando
somos bebés vamos descubriendo el mundo, poco a poco, por medio de nuestros sentidos. Seguramente si tienes
hijos, o has visto nacer y crecer a algún miembro de la familia, no entenderás
un poco mejor porque te habrás dado cuenta que lo primero que define el bebé
son sombras y luego rostros, el de su papá y mamá, voces y sonidos; en la
medida en que va desarrollando más su capacidad para moverse y coordinar su
cuerpo, tocará y tratará de probar todo cuando se le aparezca: la cara de mamá,
el juguete, la cobija, etc. y ¿qué pasa con los genitales en ese tiempo? Los
genitales sólo cumplen una función meramente biológica: el desechar lo que el
cuerpo no necesita por medio de la orina y el excremento.
“[…] Entre las
chicas y los chicos, el cuerpo es al principio la irradiación de una
subjetividad, el instrumento que efectúa la comprensión del mundo: a través de
los ojos, de las manos, y no de las partes sexuales, ellos aprehenden el
Universo.[…]” (p.207)
En la
medida en que el niño va creciendo y descubre ya no sólo el universo, sino
también su cuerpo, es cuando los genitales empiezan a tener un papel en su
vida, porque antes seguramente ni se habían percatado de su existencia. Aún así
los genitales sólo tendrían la importancia de una uña sino se les diera un
lugar primordial. Muchos padres, en especial las madres que son las que
mayormente cuidan a los hijos, si ven que un niño pequeño (menos de dos años)
se toca su pene de inmediato le dicen: “no se agarre ahí, no sea cochino” ¿por
qué es cochino que un niño se agarre el pene? ¿Qué para él no es como frotarse
un ojo o tocarse un dedo? El significado
de cochino en este caso tiene un sentido que el niño desconoce en su totalidad,
porque es parte de un grupo de ideas donde el cuerpo es un tabú, es intocable,
es pecaminoso, es inmoral, y la moral es una construcción social, no es algo
natural, por ello es criticable y cambiable. Así que debemos poder más atención
a qué significado le damos a los genitales, porque es lo que aprenderán
nuestros hijos.[1]
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