domingo, 22 de diciembre de 2013

¿Es verdad que las niñas llorar y los niños no?

Día 365+285
Comentando lo que me despierta la lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.





Todo bebé desde sus primeras bocanadas de aire llora, marcando el inicio de una vida. El llanto es una manera de que los bebés trasmitan a sus padres que tiene frío, hambre, incomodidad, dolor. Y este medio se continúa utilizando, con algunos años entrados, para externar sentimientos como el dolor, la rabia e incluso la alegría. Pero parecería que llorar es sinónimo de debilidad, de feminidad, de vulnerabilidad, en especial para los hombres que fueron educados en culturas machistas que se les dijo una y otra vez que hacerlo era cosas de mujeres.



“[…] tienen gusto por las lágrimas –gusto que conservan después de muchas mujeres-, en gran parte porque les agrada representar el papel de víctimas: se trata, al mismo tiempo, de una protesta contra la dureza del destino y de una manera de presentarse bajo un aspecto conmovedor.[…] ” (p.236)



En la anterior cita se nos habla de que las niñas adquieren cierto gusto por llorar, pero más a delante dice que es una forma de protestar y es precisamente en esto donde noto el nudo mismo del asunto, porque cuando a una niña se le educa diciéndole que ella es la débil, entonces es obvio que uno de los medio que utiliza para relacionarse con los demás es el llanto. El llanto para las mujeres es como el puñetazo para los hombres, los dos son liberadores de sentimientos y un mecanismo de imposición.  De bebés todos somos iguales, no se elige que las niñas lloren y los niños no; si esto es así, entonces quieres decir que es algo que se impone. [1]




























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