Día 365+320
Comentando lo que me despierta la
lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
Es
común, por lo menos en varias mujeres que yo he escuchado platicar, que las
casadas que quejan del poco interés que muestras sus parejas por satisfacer su
sexualidad. Ellos no planean o piensa cómo pueden seducir a su esposa, sino que
sólo las toman como instrumentos de placer para lograr su placer, sin importar
lo que ella quiere, deseo, le gusta o no le gusta. ¿Por qué actúan varios
hombres de esta forma?
“[…] Puesto que
la mujer es objeto, su inercia no modifica profundamente su papel natural,
hasta el punto de que muchos hombre no se preocupan de saber si la mujer que
comparte su lecho desea el coito o se somete simplemente a él. Lo mismo podría
acostarse con una muerta. […]” (p.315)
Cuando un hombre no mira a su pareja como una persona
sino como un objeto, de manera inferior, esto lo trasladará en todos los
momentos y situaciones y en el plano sexual no será una excepción. Creo que un
hombre no se preocupa por la comodidad de su pareja, el buscar su atracción
sexual sino sólo penetrarla cuando se tiende o se está en el machismo. “¿Para
qué preocuparme si ella quiere o no? ¿Qué no se supone que para eso están
hechas las viejas?” Estas y muchas otras afirmaciones, interrogaciones, son la
base del pensamiento machista, el cual no considera a las mujeres como sujetos con sentimientos,
deseos y gustos, sino como objetos que pueden tomar cuando quieren y como
quieren. [1]
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