Día 365+317
Comentando lo que me despierta la
lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
La
sexualidad de los seres humanos es compleja porque no se reduce, como las demás
especies animales, al cortejo y el acto mismo, sino que nosotros al tener la
capacidad de pensar, y por ello de analizar, cuestionar y dudar de ello, la
volvemos más complicada. Todo lo que un hombre y una mujer tiene que llegar a
hacer para poder tener contacto sexual es complejo, aunque no lo parezca para
algunas personas que “fácilmente” se acuestan con alguien, porque no sólo
actuamos por lo percibimos por nuestros cinco sentidos, sino también por lo que
pensamos y los sentimientos que experimentamos.
“[…] mediante
la eyaculación, el varón se descarga de secreciones que le pesan; después del
celo, obtiene una completa liberación acompañada, desde luego, de placer. […]
El erotismo de la mujer es mucho más complejo y refleja la complejidad de la
situación femenina. […]” (p.313)
Ahora, si pensamos que dentro de la especia humana
estamos los dos géneros, masculino y femenino, y vemos las diferencias
biológicas, nosotras vagina y ellos penes, podemos entender de entras que la
forma en que vivimos nuestra sexualidad es diferente, y estoy segura que esto
lo podemos constatar más todas aquellas personas que ya hemos tenido
experiencias sexogenitales.
Los hombres pueden culminar el acto mismo sexogenital
cuando eyaculan, pero para las mujeres esto algo mucho más complejo el llegar a
este climax, y si además le agregamos que culturalmente se nos educa para ser
pasivas, en espera de lo que llegue y no a la búsqueda, se complica aún más.[1]
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