Día 103
Comentando lo que me despierta la lectura
de:
Fuentes, Carlos: Las buenas conciencias. México,
Planeta DeAngostini (Colección Carlos Fuentes), 2002.
Fuentes, Carlos: Las buenas conciencias. México,
Planeta DeAngostini (Colección Carlos Fuentes), 2002.
Nuestro actuar, el significado
que le otorgamos a nuestras acciones, a nuestras palabras ¿son congruentes? Porque
si yo digo que el rojo es el color que más detesto, y me compro un vestido de
ese color para una fiesta importante, mi palabras no coinciden con mis acciones.
Sería una persona mentirosa, voluble, hipócrita, doble cara…. Este ejemplo es
muy simple, pero si hablamos de acciones de involucran a terceros, la situación
es delicada, porque no sólo va a depender lo que se quiera para uno sino también
para el otro, si es que nos toca decidir.
“[…] Puedes pensar que a veces soy frio
contigo. Pero eso es mi manera de respetarte. No traeré la prostitución a mi
casa. No soy perfecto; tengo la debilidad natural de los hombres. Pero a ti te
respeto; cuando caigo en tentación me voy lejos, dejo mis tentaciones sucias en
León, en Guanajuato o en México. En mi casa soy limpio, y te amo
constantemente. ¿Lo entenderías si te lo dijera? He querido ser un hombre
bueno. […]” (p. 134)
Tomar la decisiones por
otra persona, sin su consentimiento, es un gran acto de autoritarismo. Y si
leemos y analizamos esta fragmento antes citado, nos daremos cuenta que no hay
congruencia con lo que se dice y se hace. O la hay dependiendo el momento y el
lugar en que se encuentra este hombre. Me explico: él es de una forma cuando
está en su casa, y otra muy distinta cuando está fuera de ella. En su casa
respeta a su mujer, es fría con ella, trata de ser un buen hombre; fuera de
casa deja salir sus instintos “naturales” y es irrespetuoso. No es correcto
para él actuar en su casa como lo hace fuera de ella, sería irrespetuoso. Este
pasaje es perfecto para entender, según veo, lo que conocemos como la doble
moral.
Lo que yo creo es que
en el momento que somos personas, sujetos, independientes, con garantías
individuales, nadie tiene el derecho de decidir por uno, sea el caso que sea,
aún en uno como éste, donde se juega la fidelidad de la pareja. No se vale ser
de una forma frente a ti, y otra muy distinta atrás de ti. Seguramente tú has
podido conocer a personas así ¿o me equivoco? [1]
[1] La
ilustración mostrada fue tomada de http://blog.ccoo.es/re-ccoortes/general/2010/07/28/la-derecha-y-la-doble-moral
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