Día 365+69
Comentando lo que me despierta la lectura de:
Funke, Cornelia: Las gallinas Locas. El secreto de la felicidad. (Traducción del Alemán: María Alonso) Barcelona, Ediciones B, 2006.
Funke, Cornelia: Las gallinas Locas. El secreto de la felicidad. (Traducción del Alemán: María Alonso) Barcelona, Ediciones B, 2006.
El leer sobre la vida de este club de amigas, Las
gallinas locas, me ha hecho recordar algunos momentos de cuando no trabajaba.
Yo nunca he sido buena para tener grupos de amig@s, no fui muy dada en ir andar
en manada, y uno de las cuestiones era por la falta de dinero para programar algunas
salidas cercas o lejos.
“-Oye, lo siento,
pero nosotros no podemos prestarte nada –se excusó Fred-. Ahora mismo estamos
sin blanca.
-No pasa nada – murmuró Melanie, secándose las lágrimas
con un pañuelo de papel-. Yo sé lo que es eso.
-Lo del dinero ya lo solucionaremos –aseguró Sardine.[…]”
(p.45)
Sí se siente feo cuando te das cuenta que otras se van de
vacaciones y que uno no puede porque no tiene fondos, ¿verdad?, pero también
creo que cuando me llegué a ir, después de hacer mis ahorros, estos pocos
viajes me han sabido a gloria y los recuerdo con mucho cariño. Qué padre es
recordar esas cosas, y más si no se ven como una tragedia, sino como una gran
lección de vida.[1]
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