Día 365+99
Comentando lo que me despierta la lectura de:
Dostoievski, Fedor: El Jugador. (Traducción del Ruso: José
Jaín Entralgo) España, Biblioteca Básica Salvat, 1969.
“Claro que evitaba hablar con ella. […] Para esto tuve que fingir
y hacerme fuerte; pero, conforme el tiempo pasaba, tanto más me invadía una
auténtica indignación. Aunque ella no me ama en absoluto, creía intolerable que
pisotease así mis sentimientos y hubiera escuchado mi declaración con tal
desprecio. Sabía que yo la amaba de veras; ¡ella misma me había permitido
hablarle de esto! Cierto que el comienzo había sido un tanto extraño. Aunque,
si le desagradaba mi amor, ¿por qué no me prohibía abiertamente hablar de él? Pero
esto no sucedía: incluso ella misma me empujaba a veces a este tema y…
naturalmente, lo hacía así para burlarse.[…] (p.138)
Pero, ¿hasta qué punto esto es motivado por alguien que de manera
intencionada ilusiona a otro, abusando de los sentimientos que en ese momento
siente? Porque no podemos negar que hay personas que cuando se dan cuenta que
el otro está loco de amor, sí se aprovechan de estas circunstancias para tener
resultados a su favor, no importando lo que verdaderamente siente el otro, sino
abusando de los sentimientos; este abuso es así, por desgracia, más común de lo
que pensamos. ¿Difícil de creer, no?[1]
[1] La imagen fue tomada de http://haganegocios.com/como-puedo-sobrevivir-trabajo-mal-jefe-abusivo-tirano.html
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