Día 365+134
Comentando lo que me despierta la lectura de:
Muñoz Molina, Antonio: El dueño del Secreto. España,
Espasa Calpe, 1999.
Muñoz Molina, Antonio: El dueño del Secreto. España,
Espasa Calpe, 1999.
Hay
momentos en nuestras vidas en que pensamos, decimos y hacemos algo por
aferrarnos a dichas ideas. Por ejemplo: pensamos que el cambiarnos al otros
lado del mundo a vivir, nos ayudará a empezar una nueva vida y estar menos
estresados; nuestros conocidos nos dicen que no creen que sea lo mejor, ni lo
correcto, para el fin que buscamos, que por qué no nos esperamos un poco o nos
dan nuevas posibles soluciones; pero nosotros, aferrados a lo que creemos,
decidimos marchar.
“[…] Me preguntó cómo se ganaba la vida: le dije que no
se la ganaba, que se le había acabado todo el dinero y era demasiado orgulloso
para confesarlo o para volver derrotado a nuestro pueblo.[…]" (p. 89)
Al
poco tiempo nos damos cuenta que las cosas no eran como nos lo habíamos dicho,
que nuestra decisión estuvo basada en una necedad, más que en un razonamiento.
Creo que aquí podemos tomar una actitud humilde y regresar, para no empeorar
las cosas, buscando el apoyo de quien los quiso ayudar; o nos ponemos
orgullosos, como en el caso de la anterior cita, y decidimos no regresar porque
seguimos creyendo que lo hecho es lo mejor.
Ahora
¿qué significa ser orgulloso? Orgulloso, en una de sus definiciones, “se aplica a la persona que se valora
excesivamente y se cree superior a los demás” como en el caso de personaje de
mi libro que seguramente cree, por lo que
podemos leer, que si regresa a su pueblo sin dinero lo verán como un
fracaso, y no cree que sea así.[1]
[1] La imagen fue tomada de http://memoriasdeuntipicoadolescente.blogspot.mx/2011/12/orgullo-o-autoestima.html
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