jueves, 25 de julio de 2013

Orgullo absurdo

Día 365+134
Comentando lo que me despierta la lectura de:
Muñoz Molina, Antonio: El dueño del Secreto. España,
Espasa Calpe, 1999.



Hay momentos en nuestras vidas en que pensamos, decimos y hacemos algo por aferrarnos a dichas ideas. Por ejemplo: pensamos que el cambiarnos al otros lado del mundo a vivir, nos ayudará a empezar una nueva vida y estar menos estresados; nuestros conocidos nos dicen que no creen que sea lo mejor, ni lo correcto, para el fin que buscamos, que por qué no nos esperamos un poco o nos dan nuevas posibles soluciones; pero nosotros, aferrados a lo que creemos, decidimos marchar.


“[…] Me preguntó cómo se ganaba la vida: le dije que no se la ganaba, que se le había acabado todo el dinero y era demasiado orgulloso para confesarlo o para volver derrotado a nuestro pueblo.[…]" (p. 89)



Al poco tiempo nos damos cuenta que las cosas no eran como nos lo habíamos dicho, que nuestra decisión estuvo basada en una necedad, más que en un razonamiento. Creo que aquí podemos tomar una actitud humilde y regresar, para no empeorar las cosas, buscando el apoyo de quien los quiso ayudar; o nos ponemos orgullosos, como en el caso de la anterior cita, y decidimos no regresar porque seguimos creyendo que lo hecho es lo mejor.
Ahora ¿qué significa ser orgulloso? Orgulloso, en una de sus definiciones,  “se aplica a la persona que se valora excesivamente y se cree superior a los demás” como en el caso de personaje de mi libro que seguramente cree, por lo que  podemos leer, que si regresa a su pueblo sin dinero lo verán como un fracaso, y no cree que sea así.[1]







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