Día 365+163
Comentando lo que me despierta la
lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
No podemos negar que a donde volteamos, encontramos una
relación de oposición. Por ejemplo, cuando nos levantamos notamos que es de
mañana a diferencia de cuando nos
dormimos que es de noche. Sabemos que los dos son en relación al tiempo, pero
que son opuestos. También podemos pensar en lo alto y lo bajo; vamos caminando
por la calle y vemos a dos personas: una alta y otra baja, sabemos que son
opuestos.
“[…] En las
sociedad más primitivas, en las mitologías más antiguas, siempre se encuentra
un dualismo que es el de lo Mismo y lo Otro.[…]" (p. 19)
Pero esta relación de dualidad no es el rechazo de los
contrarios, sino una necesidad para su existencia. Regresando al segundo
ejemplo, que puse arriba, sabemos que algo es alto porque existe lo bajo, y
viceversa; así que gracias a que existe lo alto puede existir lo bajo. De esta
manera, la dualidad no es descalificación, sino una relación de necesarios. [1]
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