martes, 24 de septiembre de 2013

Para que una mujer sea libre ¿basta con tener la capacidad de trabajar?

Día 365+195
Comentando lo que me despierta la lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.







No cabe duda que, como ayer lo escribí, para muchas mujeres uno de sus mayores problemas, aún en la actualidad, es el no poder tomar sus decisiones porque dependan económicamente de otros, pero suena casi mítico el decir y pensar que el problema de dominación y sumisión se pueda solucionar sólo con el que se tenga la posibilidad de trabajar. 



“[…] El problema de las mujeres se reduce al de su capacidad de trabajo. […] Y cuando la sociedad socialista sea una realidad en el mundo entero, ya no habrá hombres y mujeres, sino solamente trabajadores iguales entre sí.” (p. 55)




La propia Simone de Beauvoir nos da la respuesta a este punto: “[…] la exposición de Engels es superficial y las verdes que descubre resultan contingentes.” (p. 56) Yo aunque sólo estoy tratando de entender lo que nos dice esta autora, sí creo que el problema de las mujeres no es algo meramente económico. Claro está que esta parte es fundamental para poder empezar a salir del mismo, lograr la independencia económica, pero seguramente conoces casos en donde las mujeres trabajar y aún así están en una situación de dominio. ¿Qué es entonces lo que nos puede mantener así?
Si partimos de que los seres humanos no sólo somos lo que hacemos, sino también lo que pensamos y sentimos, creo que por ahí pudiera estar el hilo negro, porque el hecho de que una mujer sea capaz de trabajar no quiere decir que sea libre moralmente. Las creencias culturales, esas que heredamos, pueden ser una gran piedra que cargar tanto por fuera como por dentro. ¿Tú qué opinas?[1]


















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