Día 365+260
Comentando lo que me despierta la
lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
¿Por
qué lo secreto, no oculto, lo que hay por descubrir es lo que les llama la
atención a muchos hombres? Cuando hago esta pregunto pienso en los casos donde
los chicos se obsesionan por tener de novia a alguna chica, hacen todo lo que
está a su alcance para lograrlo, aunque sea a costa de mentiras y artimañas,
como darle flores, llevarla a pasear, decirle palabras linda, promesas en el
aire, inventarse una historia trágica, etc. pero casi siempre cuando la chica
acepta tener intimidad con él, relaciones sexogenitales, ella pierde su
encanto, se aleja, la abandona.
“[…] Es preciso
que la mujer permanezca secreta, desconocida, para que se le pueda adorar como
una princesa lejana; […] a los hombres les encantan, incluso los defectos
femeninos, si crean un misterio. […] El capricho es imprevisible; presta a la
mujer la gracia del agua ondulante […] Decepcionante, huidiza, incomprendida,
falaz, así se presta mejor a los deseos contradictorios de los hombres; […]”
(p.197)
Así
que parecería que para que no se acabe el encanto, el hombre debe sentir que
está con alguien que es un misterio, que es incomprensible; hay un dicho que
dice: “las mujeres son un misterio, nadie las entiende ni ellas mismas”. La
cuestión sería ¿en verdad las mujeres somos un misterio inaccesible, o conviene
que seamos eso? Porque mientras más misteriosas se nos declara, se hace una
barrera para interactuar. Por ejemplo: si un hombre cree lo antes mencionado,
cuando la mujer que diga que no platican más, que ya no le dice que le gusta,
que está muy indiferente con ella, él, claro está, dirá que ya se le pasará a
su mujer, que así son todas, incomprensibles y caprichosas, como si fuera algo
ajeno a él. ¿Qué piensas tú sobre esto?[1]
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