Día 365+250
Comentando lo que me despierta la
lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
Yo me
considero casi ignorante con relación a cómo viven, son tratadas y qué papel se
les da en una relación de parejas a las mujeres de clase alta económicamente, y
digo esto porque yo no he tenido la fortuna, o desdicha, de ser burguesa, pero
sí he podido saber de uno o dos casos donde he sido observadora, lejana, del
precio a pagar por ser pareja de alguien importante, como un empresario,
político, etc. Bien podemos cuestionarnos ¿quién no deseara estar en una
situación económica alta, donde hasta los menores caprichos se cumplen?
“[…]En la
sociedad burguesa, uno de los papeles asignados a la mujer es el de representar: su belleza, su encanto, su
inteligencia, su elegancia, son los signos exteriores de la fortuna del marido,
con el mismo título que la carrocería de su automóvil. Rico, la cubre de pieles
y alhajas.[…] (p.178)
A las
mujeres nos han vendido la idea que tenemos que estar bellas, presentables,
siempre atractivas porque ese es nuestro papel. El de ellos es proveer con lo
necesario para dicho efecto. Seguramente habrás escuchado una frase común que
dice que no hay mujeres feas sino hombres pobres, así que vamos por la vida
buscando a ese príncipe que nos convertirá de sapos a reinas, que nos dará todo
lo que nos merecemos; pero el día en que llega, el precio a pagar es alto
porque monetariamente podemos tener todo, carros, joyas, viajes, ropa,
maquillajes, etc. pero sentimentalmente no y menos si nos se nos da un
reconocimiento como persona con deseos y sentimientos, porque al ser tratadas
como objeto que debe lucir, representar el dinero del marido, no se puede
aspirar a lo otra cosas más que a ello. No quiere decir que en todos los casos
sea igual, pero no podemos negar que sí se dan y no solo en las telenovelas. [1]
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