Día 365+253
Comentando lo que me despierta la
lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
Claro
está que en la historia de La Bella Durmiente, ella debe de estar dormida porque
sino ¿cómo se podría despertar? Porque lo despierto no necesita a nadie para
estar como ya está. Si trasladamos el sentido de esta historia a lo que nos
compete, que es la dominación de las mujeres, podremos hacer una interpretación
que bien puede ser equivocada, pero que es muy interesante el llevarla a cabo.
Así
que pensemos en el propio nombre la historia, tiene que ser mujer, pero no
cualquier mujer, tiene que ser bella, debe pesar una maldición sobre ella (que
en la historia una bruja mala lo hace) pero debe ser ingenua para caer en dicho
destino: ser pinchada por la aguja de una máquina de coser, al quererle ayudar
a una indefensa viejita. Así que tenemos dos personajes iniciales: la belleza
ingenua y la viejita malvada. Pero tenemos un tercer personaje: el príncipe
galante y valiente que está dispuesto a pelear contra el dragón que resguarda
el castillo donde duerme su amada.
“[…] para
despertar a la Bella Durmiente del Bosque es preciso que duerma; hace falta
ogros y dragones para que haya princesas cautivas.[…] (p.188)
Entonces,
recordemos que no puede ser una mujer que no sea bella, y debe ser ingenua para
que haya un príncipe que irá a darle un beso que la salvará del conjuro que
cayó sobre ella. Pero ¿qué pasa después del beso? ¿Ella se convierte en una
mujer independiente? Claro que no, el príncipe la despierta para desposarla,
para que sea ahora otro objeto más que ha conquistado, y por lo tanto, dominarla.
¿El
cuento tendría el mismo impacto si la princesa hubiera estado despierta? Por
supuesto que no. La bella debe estar cautiva, indefensa, desprotegida para que
el príncipe sea su salvador, su mesías.
Si la chica hubiera estado despierta, y consciente de lo que pasaba a su
alrededor, seguro hubiera mandado matar a la bruja, traería un arma para
defenderse, sabría galopar para huir en el momento de peligro, etc. Pero la
cuestión aca es que ella no puede valerse por sí misma, “necesita” a otro para
salvarse. ¿Tú te sientes La Bella Durmiente en espera de tu salvador? [1]
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