Día 365+276
Comentando lo que me despierta la
lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
¿Por
qué es común escuchar que los padres, en especial el papá, desear tener hijos? ¿Y
qué pasa con los que sólo llegan a tener hijas? Esta es una de esas tantas
creencias sociales que se tienen aún en pleno siglo XXI, y aunque cada día es
menor no deja de desaparecer. Hace algún tiempo una amiga, que trabaja en un
hospital público, me platicó que una de las normas del hospital es no decir el
sexo del bebé cuando se hacen los ultrasonidos, porque se ha dado casos que
cuando saben que son niñas, los padres prácticamente abandonan a la madre a su
suerte. ¿No se supone que vivimos en una época en donde tanto hombres como
mujeres somos iguales? Esa es la teoría, pero la realidad aún no es totalmente
así.
“[…] Sucede que
padres y abuelos disimulan mal que hubieran preferido un vástago varón a una
hembra, o bien muestran más cariño por el hermano que por la hermana: diversas
encuestas han demostrado que la mayoría de los padres desean tener hijos antes
que hijas. […]” (p.224)
Recordemos que este libro fue escrito en el año cuarenta
y nueve, y podríamos pensar que por los años ya pasados las cosas son más
civilizadas, pero como lo comenté anteriormente esto no es así. Aún hay muchos
padres que desean tener hijos varones, porque consideran que este sexo es el
del poder, son los machos, y que al no poder tener hijos es un síntoma de
debilidad masculina, además de que el ideal masculino es imaginarse jugando,
trabajando y haciendo cosas de “hombres” con los hijos, no con las hijas. Y
esto es porque aún se nos consideran a las hembras como débiles, tontas,
sumisas, no productivas, etc. Y tú, si pudieras elegir entre tener un hijo o
una hija ¿cuál elegirías y por qué?[1]
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