Día 365+351
Comentando lo que me despierta la
lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
En
toda pareja, casados o no casados, que comparten su tiempo y espacio es de suma
importancia el ámbito sexual; he sabido de casos en donde se gustan, comparten
muchas aficiones y gustos, pero que en el momento en que viven la sexualidad
juntos se dan cuenta que no era lo que imaginaban y pensaban. Por ejemplo: ella
quiere hacer el acto sexual con la luz apagada y él prendida, él sólo quiere
lograr la eyaculación y no le importa si ella está contenta o a gusto, etc.
Podrían parecer detalles insignificantes pero que en el momento mismo lo son
todo. ¿En qué podría consistir que un esposo, o esposa, logre que su pareja sea
feliz sexualmente?
“[…]el éxito
sexual no es sólo cuestión de técnica. Aunque el joven se hubiese aprendido de
memoria veinte manuales […] no sería ello garantía de que sabría hacerse amar
por su joven esposa. Ésta reacciona ante el conjunto de la situación psicológica. Y el matrimonio
tradicional está lejos de crear las condiciones más favorables para despertar y
desarrollar el erotismo femenino.”(p.393)
El éxito sexual no sólo depende de saber qué tocar y
cómo, y es aquí en donde muchas parejas tiene problemas severos, porque tanto
ellas como ellos creen que es así, que el fin es lograr el orgasmo y ya. Nada
más corto que esto y las mujeres lo sabemos más que nadie, porqué ¿cuántas no
hemos sentido frustración al no lograr una experiencias placentera? Más de las
que nos imaginamos, y todo porque no comprendemos que en la sexualidad no sólo
se involucra el cuerpo sino también los sentimientos, y que esto tienen que ser
trabajados, entendidos y procurados para sentir cariño, amor y aprecio por el
otro y así lograr que el placer sexual sea el resultado de esto y no el fin
mismo. ¿Por qué el matrimonio tradicional no es el mejor para procurar el
erotismo femenino? Porque está plagado de mitos, creencias y sobre todo de un
rol donde la mujer es sumisa, obedece y acata lo que el hombre dice.[1]
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