Día 365+352
Comentando lo que me despierta la
lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
La
educación sexual, en este siglo XXI para los mexicanos es obligatoria desde la educación
primaria. Afortunadamente los tiempos van cambiando poco a poco en este
aspecto, y con esto no quiero decir que todo lo de los viejos tiempos sea lo
mejor ni lo peor, pero sí es una gran paso en especial para las mujeres que en
décadas pasadas las tenían sumidas en un hoyo negro de ignorancia ante este
tema. Seguramente has escuchado relatos sobre esto, donde se sabe que mujeres
que creían que sus hijos nacerían por la boca, o con sólo besarse quedaban
embarazadas, etc. y todos estos ejemplos son claras evidencias de dicha
situación.
“[…] En el
siglo pasado, la señora Adam se imaginaba que su deber consistía en casarse con
un hombre que la había besado en la boca, porque creía que aquélla era la forma
acabada de la unión sexual. […]”(p.395)
Para muchas mujeres de nuestro tiempo, todo esto les
puede parecer absurdo
y ridículo, pero les puedo asegurar que actualmente aún
hay mucha ignorancia sobre la sexualidad, porque el recibir educación teórica
sexual no garantiza que se tome conciencia y aprendizaje real de lo que implica
el acto mismo. Tal vez las chicas ya no creen que con un beso se embaracen
pero, por ejemplo, algunas creen ingenuamente que un coito interrumpido las
salvará del embarazo. Yo estoy convencida que la educación sexual tiene que ir
unida a una educación de los sentimientos, porque al conocer nuestras emociones
lograremos tomar decisiones acertadas no sólo en el ámbito sexual sino en todos
los de nuestra vida. [1]
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