Día 365+356
Comentando lo que me despierta la
lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
Muchas
son las personas, jóvenes, adultos y ancianos, que miran al placer físico como
algo que deben de conseguir a toda costa. Creen que su vida gira alrededor de
ello y para ello, que todo lo que digan, piensen, hagan y decidan tiene que ser
desde este. He sabido de chicos y chicas que su existencia se siente “llena” en
la medida en que tiene oportunidad de satisfacer esta necesidad sexual, ya sea
con una pareja o masturbándose, yo podría traducir este comportamiento en
muchas ocasiones como una adicción al sexo.
“La verdad es
que el amor físico no podría ser tratado ni como un fin absoluto ni como un
simple medio, no podría justificar una existencia; pero no puede recibir
ninguna justificación extraña. Lo cual quiere decir que debería representar en
toda vida humana un papel episódico y autónomo. Lo cual quiere decir que, ante
todo, debería ser libre.”(p.405)
El amor físico libre entiendo que es aquel que no se
persigue sino que se da, que no está atado por ideas, tabús y mitos, sino que
se experimenta cuando se da no cuando se busca. Para mí esto suena complicado,
aunque no imposible, porque nuestra cultura y manera de ser educados, nos
llevan mucho por el sendero de la sexualidad, nos hacen creer que es parte
medular del desarrollo de una persona y de una pareja, y que si no se procura,
cultiva y conserva entonces la existencia no tiene sentido, sabor ni color.
¿Crees que en la vida lo más importante sea el sexo? Yo no lo creo. [1]
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