sábado, 2 de junio de 2012

Las buenas conciencias. Inicio


Día 81                              
Lectura: Fuentes, Carlos: Las buenas conciencias. México,
Planeta DeAngostini (Colección Carlos Fuentes), 2002.


Espero que no suene extraño el empezar a tomar, como pretexto, una obra del recién fallecido Carlos Fuentes[1], a modo de homenaje para escribir sobre lo que en ella veo y puedo vincular conmigo. Sé que la obra de Carlos Fuentes es muy extensa, así que este libro lo decidí leer porque fue el primero que vi en mi librero, no fue elegido con ningún tipo de intensión.

Lo primero que me llamó la atención es que la dedicatoria fue para Luis Buñuel[2], que seguramente has oído hablar de él. Fue curioso para mi porque Buñuel es un cineasta que lo veo muy lejos de mi generación. Él representa para mi, parte de la historia de nuestra cultura mexicana, y no lo veo como contemporáneo, aunque sí lo fue de Fuentes. Cosa que no me ocurre con Carlos Fuentes, que creo que es porque él vivió, hasta hace pocos días, como parte de la vida política y cultural del ahora.  Así que Carlos Fuentes me conecto con Luis Buñuel de forma espontánea, ya no lo sentí tan lejos de mi ahora.
Al empezar a leer Buenas conciencias pude darme cuenta que habla de estado de México que es muy significativa para mí:


“Los Ceballos de Guanajuato. Gente decente. Buenos católicos. Caballeros. No eran fantasmas. Los tría metidos adentro, de buena o mala gana.[…]”(p.11)


Jaime Ceballos, el único que persona que conozco hasta el momento, y toda su familia es de Guanajuato. Mi abuelita materna Ana María Domínguez nació ahí, aunque años después se fue con sus padres a Aguascalientes. Cuando leí estas palabras recordé lo poco que sé de mi familia, mis ancestros. Por ahora no sé si la novela se centra en los años cuarentas, época de soltería de mi abuelita, pero al leer las palabras de “Buenos católicos” no puede dejar de pensar en ello. ¿Qué es ser buen católico? Por lo que yo escuchaba, una de las cosas que demostraban serlo, por ejemplo, que mi bisabuela no salía ni a la esquina sola, porque con el único hombre que podría ser vista, sin levantar rumores, era con el padre del lugar. Así que la “gente decente” es la que hacía cosas como estas. Ahora ¿Quiénes son?

Por ahora no escribo más. Espero poder adentrarme más en la obra y sacar más material para poder charlar. Saludos. Y por cierto ¿tu ya has leído esta obra?





No hay comentarios:

Publicar un comentario