Día 81
Lectura:
Fuentes, Carlos: Las buenas conciencias.
México,
Planeta DeAngostini (Colección Carlos Fuentes), 2002.
Planeta DeAngostini (Colección Carlos Fuentes), 2002.
Espero
que no suene extraño el empezar a tomar, como pretexto, una obra del recién
fallecido Carlos Fuentes[1],
a modo de homenaje para escribir sobre lo que en ella veo y puedo vincular
conmigo. Sé que la obra de Carlos Fuentes es muy extensa, así que este libro lo
decidí leer porque fue el primero que vi en mi librero, no fue elegido con
ningún tipo de intensión.
Lo
primero que me llamó la atención es que la dedicatoria fue para Luis Buñuel[2],
que seguramente has oído hablar de él. Fue curioso para mi porque Buñuel es un
cineasta que lo veo muy lejos de mi generación. Él representa para mi, parte de
la historia de nuestra cultura mexicana, y no lo veo como contemporáneo, aunque
sí lo fue de Fuentes. Cosa que no me ocurre con Carlos Fuentes, que creo que es
porque él vivió, hasta hace pocos días, como parte de la vida política y cultural
del ahora. Así que Carlos Fuentes me
conecto con Luis Buñuel de forma espontánea, ya no lo sentí tan lejos de mi
ahora.
Al
empezar a leer Buenas conciencias pude darme cuenta que habla de estado de
México que es muy significativa para mí:
“Los
Ceballos de Guanajuato. Gente decente. Buenos católicos. Caballeros. No eran
fantasmas. Los tría metidos adentro, de buena o mala gana.[…]”(p.11)
Jaime
Ceballos, el único que persona que conozco hasta el momento, y toda su familia
es de Guanajuato. Mi abuelita materna Ana María Domínguez nació ahí, aunque
años después se fue con sus padres a Aguascalientes. Cuando leí estas palabras
recordé lo poco que sé de mi familia, mis ancestros. Por ahora no sé si la
novela se centra en los años cuarentas, época de soltería de mi abuelita, pero
al leer las palabras de “Buenos católicos” no puede dejar de pensar en ello.
¿Qué es ser buen católico? Por lo que yo escuchaba, una de las cosas que demostraban
serlo, por ejemplo, que mi bisabuela no salía ni a la esquina sola, porque con
el único hombre que podría ser vista, sin levantar rumores, era con el padre
del lugar. Así que la “gente decente” es la que hacía cosas como estas. Ahora
¿Quiénes son?
Por
ahora no escribo más. Espero poder adentrarme más en la obra y sacar más
material para poder charlar. Saludos. Y por cierto ¿tu ya has leído esta obra?
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