Día 140
Comentando lo que me despierta la
lectura de:
Huxley, Aldous: Un mundo feliz. Madrid, El mundo (Millenium), 1999.
Huxley, Aldous: Un mundo feliz. Madrid, El mundo (Millenium), 1999.
Existen diversos
medios de comunicación, pero como su nombre lo indica, son para comunicar y/o
informar sobre algo. Cosa muy distinta si alguno de ellos es ocupado para
manipular o programar las decisiones de los demás. En este libro su autor, nos
maneja un término para este tipo de programaciones, desde los sueños en los
niños: la Hipnopedia[1].
“[…] ¡Oh, no, yo no quiero jugar con
niños Delta¡ Y los Epsilones todavía son peores. Son demasiado tontos para…>>
El Director volvió a cerrar el
interruptor. La voz enmudeció. Sólo su desvaído fantasma siguió susurrando desde
debajo de las ochenta almohadas.
- Todavía se lo
repetirán cuarenta o cincuenta veces antes de que despierten, y lo mismo en la sesión
del jueves, y otra el sábado. […] En suma, la hipnopedia.” (p.50)
Pero habría que
preguntarnos si esto que es sólo mera imaginación o si es posible en la
realidad, porque eso de que puedan programar nuestras decisiones por medio de
la repetición de un mensaje, suena a ciencia ficción.
Pero si nos tomamos
un poco de tiempo para darnos cuenta de las influencias que tiene los medios de
comunicación en nuestro actuar, tal vez dudaríamos un poco al decir que esto no
es posible en la real. Por ejemplo, ¿cuántas chicas o chicos actúan de cierta
forma porque así lo ven en su programa favorito? o las mujeres desean X tipo de
noviazgo o matrimonio porque se los muestra la novela así.
Pero bueno, sólo me
queda por decir, por ahora, que todo hecho parecido con la realidad, en
especial con nuestras últimas elecciones, son mera conciencia, porque
seguramente nadie se dio cuenta de la cantidad de comerciales que había a favor
de X candidato ¿verdad?[2]
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