Día 252
Comentando lo que me
despierta la lectura de:
Kundera, Milan: La insoportable levedad del ser, Barcelona,
RBA editores (Trad. Fernando de Valenzuela), 1993.
Kundera, Milan: La insoportable levedad del ser, Barcelona,
RBA editores (Trad. Fernando de Valenzuela), 1993.
En alguna otra
entrada ya había hablado del espacio público y privado. Si pensamos en nuestros
espacios y en lo que hay en cada uno de ellos, podríamos meter muchas cosas es
lo mismos, y podríamos hablar de cada uno de ellos. Pero si debatimos
exactamente sobre lo que “podemos” hablar de estos, seguramente las cosas se
pondrían filosas. Me quiero enfocar, específicamente, en el plano íntimo, y a
su vez en el tema de lo sexual.
“La madre se suena la
nariz ruidosamente, le habla a la gente de su vida sexual, enseña su dentadura
postiza. […]” (p.49)
Seguramente has
escuchado a alguien hablar explícitamente sobre su sexualidad o tú eres el que
lo hace; no creo que haya alguno problema en hacerlo en ciertos círculos, como
por ejemplo con amigos de confianza y en situaciones específica, como en una
despedida de soltera. Y aún así creo que se debe tener cuidado. Esto lo digo
porque a mí me pasó: hace algunos años “vacilaba” sobre el tema, me gustaba
contar chistes con contenido sexual, pero después de un tiempo me di cuenta que
mis amistades me catalogaban de promiscua. Es como si esos chistes pícaros se
hubieran hecho parte de mi vida privada. Resalto lo de mi vida privada, porque en
realidad sobre mi sexualidad sí he sido reservada, a diferencia de otras
personas que cuentan con pelos y señas todo, a todos y en todo momento.
Creo que mucho de
esto tiene que ver con nuestro propio carácter. Si somos extrovertidos podemos
no tener cuidado y dejar que nuestra vida privada pase a lo público en un abrir
y cerrar de ojos. Además si queremos llamar la atención, pues seguramente lo
haremos con toda la intención del mundo. Y si le agregamos que nos gusta
imponer nuestras ideas, pues hasta daremos consejos.
No veo nada de “malo”
el que una persona hable abiertamente sobre sexo ni sobre su sexualidad, pero
sí creo que es un problema cuando a los demás no nos apetece escuchar sobre
algo que sólo le compete a esa persona, o sea así mismo, o cuando la situación
no se presta para ello, porque de un tema polémico e interesante se puede
convertir en vulgar e incomodo. ¿Tú qué opinas? [1]
[1] La imagen fue tomada de http://www.bellezapura.com/2011/12/26/mujeres-sin-complejos-un-consultorio-2-0-sobre-anticoncepcion-y-salud-femenina/
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