Día 256
Comentando lo que me
despierta la lectura de:
Kundera, Milan: La insoportable levedad del ser, Barcelona,
RBA editores (Trad. Fernando de Valenzuela), 1993.
Kundera, Milan: La insoportable levedad del ser, Barcelona,
RBA editores (Trad. Fernando de Valenzuela), 1993.
Sentir que la vida no
toma el curso deseado, que lo que nos rodea no está totalmente a nuestro
alcance y deseo, pude hacernos caer en un gran vacío existencial. Es necesario
caer para poder levantarse ¿Y si la caída es profunda, pude ser aún más?
“[…] También
podríamos llamarlo la borrachera de la debilidad. Uno se percata de la
debilidad y no quiere luchar contra ella, sino entregarse. Está borracho de sus
debilidad, quiere ser aún más débil, quiere caer en medio de la plaza, ante los
ojos de todos, quiere estar abajo y aún más abajo que abajo.” (p.79)
Esto que en el libro
se le dice “vértigo”, este estar borracho, perdido, extraviado, caído, es lo
que yo interpreto como deprimido. Cuando no se tiene deseos ni ganas de hacer
nada, sólo caer y caer.
¿Por qué será que nos
llega a pasar ésto? Tal vez nuestros deseos no están hechos realidad, y nuestra
capacidad de tolerancia a la frustración nos supera llevándonos a este
sentimiento de derrota y desconsuelo. ¿Te has sentido así alguna vez? ¿Cómo lo
has superado?[1]
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