Día 365+42
Comentando lo que me despierta la lectura de:
Piera, Gustavo: La travesía. 18 claves para llegar a buen puerto. Barcelona, Alienta Editorial, 2006.
Piera, Gustavo: La travesía. 18 claves para llegar a buen puerto. Barcelona, Alienta Editorial, 2006.
¿Por qué los niños se van con cualquier persona? Cuando
somos pequeños aún no tenemos la capacidad de distinguir a las personas que
tienen malas intenciones de las que no. Si la persona, o la situación, es
atractiva, el niño va sin pensar en las consecuencias, porque esta capacidad de
saber cuál es la reacción de cierta acción no es visible para él, no tiene aún la
experiencia para definirlo.
“El niño pequeño confía en todo y en todos lo que lo
rodea, no tiene la experiencia para distinguir y darse cuenta cuando alguien le
miente o lo engaña. Está totalmente abierto al mundo y tiene lo que llamamos “confianza
ciega”. De ahí la gran responsabilidad que tenemos como adultos frente a él. […]”
(p. 150)
Así es, tenemos una gran responsabilidad con nuestros
hijos ante esta confianza ciega, porque están expuestos a cualquier abuso, por
parte de otros adultos, que ellos no logran predestinar. No podemos pensar que
el niño tiene la capacidad para saber qué, o quién, le harán bien, por eso
nosotros como padres, tenemos que protegerlos mientras logramos que ellos mismo
sepan valorar las situación, y a las personas, y que el día de mañana, sepan
confiar sólo en quien lo merece. Qué tarea tan importante tenemos en nuestras
manos.[1]
No hay comentarios:
Publicar un comentario