Día 365+108
Comentando lo que me despierta la lectura de:
Dostoievski, Fedor: El Jugador. (Traducción del Ruso: José Jaín Entralgo) España, Biblioteca Básica Salvat, 1969.
Dostoievski, Fedor: El Jugador. (Traducción del Ruso: José Jaín Entralgo) España, Biblioteca Básica Salvat, 1969.
Este libro del jugador, como es de imaginarse, me ha hecho pensar
mucho sobre cómo es una persona adicta a las apuestas. El ambiente que se vive
dentro de un casino es retratado de forma magnífica por su autor Dostoievski, a
tal punto que aún, como es mi caso, sin conocer uno se logra sentir la
adrenalina que viven los jugadores y los espectadores; y como es que todo este
ambiente toca las relaciones amorosas, familiares y entre amigos a tal punto
que son dirigidas por las apuestas mismas.
“[…] ¿Es que no comprendo yo mismo que soy un hombre perdido? […]”
(p.189)
Un hombre, o mujeres, que tiene cualquier tipo de adicción está
perdido en cierta medida porque no es posible que encuentre una salida a su
problema, que termina siendo un problema no sólo para él sino para todo el que
lo rodea, y que por este motivo se termina regularmente solo.
Un gran libro que leer, que no sólo termina describiendo el perfil
del hombre ruso, inglés o francés, sino de cualquier nacionalidad que está
enganchado por el vició de las apuestas.[1]
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