Día 365+142
Comentando lo que me despierta la lectura de:
Muñoz Molina, Antonio: El dueño del Secreto. España,
Espasa Calpe, 1999.
Muñoz Molina, Antonio: El dueño del Secreto. España,
Espasa Calpe, 1999.
¿Has
escuchado alguna vez que a alguien le dicen que es “contreras”? ¿Qué significa?
Yo trataba de pensar en ejemplos y el más cercano y certero soy yo misma;
aunque pensando las cosas fríamente ya no son tan contreras como antes, o por
lo menos eso creo, que a todo lo que me decían yo le buscaba en otro lado,
llevándome a roces y fricciones con algunas personas. Ahora que si tuviera que
compararme con otras personas creo que soy una pequeña contreras, una perita
dulce.
“[…] No sé llevar la contraria, y no sólo porque me falte
valor y me dé miedo que se enfaden conmigo, sino porque honradamente no se me
ocurre cómo hacerlo.[…]" (p. 123)
Sí,
hay personas que nunca llevan la contraria a nadie, ya sea por temor, falta de
carácter o definitivamente porque saben darle el lugar que se merece a los comentarios
que oyen. A mí me gustaría ser más contreras porque creo que en muchas
situaciones soy demasiado flexible y un poco de discusión (pero sólo lo
necesario para salir de la zoña de confort) es útil. Pero sé que el contradecir
a los demás no siempre tiene un buen resultado y difícilmente se llega a algo,
en especial si la otra persona es necia o de contreras porque lo único que se
obtiene son discusiones. Por ello creo que es mejor moderarnos y ser prudentes.[1]
No hay comentarios:
Publicar un comentario