viernes, 2 de agosto de 2013

El o la contreras

Día 365+142
Comentando lo que me despierta la lectura de:
Muñoz Molina, Antonio: El dueño del Secreto. España,
Espasa Calpe, 1999.





¿Has escuchado alguna vez que a alguien le dicen que es “contreras”? ¿Qué significa? Yo trataba de pensar en ejemplos y el más cercano y certero soy yo misma; aunque pensando las cosas fríamente ya no son tan contreras como antes, o por lo menos eso creo, que a todo lo que me decían yo le buscaba en otro lado, llevándome a roces y fricciones con algunas personas. Ahora que si tuviera que compararme con otras personas creo que soy una pequeña contreras, una perita dulce.  


“[…] No sé llevar la contraria, y no sólo porque me falte valor y me dé miedo que se enfaden conmigo, sino porque honradamente no se me ocurre cómo hacerlo.[…]" (p. 123)


Sí, hay personas que nunca llevan la contraria a nadie, ya sea por temor, falta de carácter o definitivamente porque saben darle el lugar que se merece a los comentarios que oyen. A mí me gustaría ser más contreras porque creo que en muchas situaciones soy demasiado flexible y un poco de discusión (pero sólo lo necesario para salir de la zoña de confort) es útil. Pero sé que el contradecir a los demás no siempre tiene un buen resultado y difícilmente se llega a algo, en especial si la otra persona es necia o de contreras porque lo único que se obtiene son discusiones. Por ello creo que es mejor moderarnos y ser prudentes.[1]













No hay comentarios:

Publicar un comentario