Día 365+156
Comentando lo que me despierta la lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
Los
seres humanos podemos ser hombres o mujeres, esto quiere decir que los dos
tenemos algo que nos hace comunes y que por ellos pertenecemos a la misma
especie. Pero si esto es así, ¿por qué en la realidad parece que esto no lo es?
Seguro estarás pensando que así como compartimos el ser de la misma especie,
también hay algo que nos hace diferentes, sino qué sentido tendría el que se
nos nombrara de distinta forma.
“[…] todo ser humano concreto está siempre singularmente
situado. […]" (p. 16)
Pero
Simone de Beauvoir nos dice algo que va más allá de la misma similitud o
diferencia entre los hombres y las mujeres, como pudiste darte cuenta en la anterior
cita, nos habla de seres humanos concretos, o sea, tú, yo, el vecino, nuestro
padre, el jefe, etc. Y aunque en este momento no es lo suficientemente claro
para que lo pueda entender, por lo menos comprendo que aunque todos somos seres
humanos, cada uno está situado de diferente manera en el mundo porque nadie es idéntico
al otro, ni le toca vivir lo mismo. ¿Qué entendiste tú? [1]
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