martes, 10 de septiembre de 2013

Las mujeres pasivas, los hombres…

Día 365+181
Comentando lo que me despierta la lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.






Dentro de la escala de los seres vivos, los seres humanos, igual que muchas otras especies de la Naturaleza, nos dividimos en hembras y machos. Seguramente, si has tenido la oportunidad de ver algún documental o libro, la naturaleza siempre, o casi siempre, presenta estos dos elementos que garantizan la supervivencia de la misma especie. Sin machos no habría hembras y sin hembras no habría machos; es una relación en donde se necesitan uno del otro.



“[…] el nivel más alto de la escala animal, los dos sexos representan dos aspectos diversos de la vida de la especie. Su oposición no es, como se ha pretendido, la de una actividad y una pasividad […]” (p. 36)




Ahora, si nuestra autora nos dice que estos dos sexos representan dos aspectos de la vida, entiendo que se refiere a que no tienen que ser forzosamente contrarios, o una relación de pasivo-activo. Trataré de esclarecerlo con un ejemplo: pensemos en un típica familia donde los esposos desean procrear hijos, estamos de acuerdo en pensar que no bastaría con que uno de ellos lo desee, sino que es necesario que los dos se unan, tengan una relación sexo genital, para que esto sea posible. Pero si pensamos en el acto mismo sexual, podríamos decir que esto de que las mujeres no pueden ser activas en el mismo, o sea que se tiene que quedar quietas en el momento mismos, es una cuestión de creencias y aprendizaje, no algo mismo que marca esta relación.[1]

                                                                 







No hay comentarios:

Publicar un comentario