Día 365+199
Comentando lo que me despierta la
lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
Una de las grandes características de la especie humana,
y digo grandes porque es una de las que nos hacen diferentes a otras, es
nuestra capacidad de raciocinio; no sólo somos capaces de hablar, sino de
planear, manipular y dominar tanto a los de nuestro mismo grupo como a todo
aquello que nos rodea. ¿Hay alguna otra especie, que habite esta Tierra, que
tenga dichas características? Todo parece indicar que no, porque los seres
humanos no sólo nos conformamos con reproducirnos
y ser espectadores pasivos.
“[…] la
Humanidad no es una simple especie natural: no trata de mantenerse en tanto que
especie; su proyecto no es el estancamiento: a lo que entiende es a superarse.”
(p. 65)
Si pensamos que
este camino que el hombre decido tomar, el ir más allá de todo y todos, de
superarse y superar a todo, es lo que nos hace ser tan ricos y múltiples, aunque
también nos lleva a una gran complejidad y problemáticas que en muchas
ocasiones son injustificadas y groseras contra todo.
Pensemos en dos
ejemplos, primero a un sujeto que decide talar indiscriminadamente en una zona
ecológica, y otro en donde un arquitecto hace un bello rascacielos. No podemos
negar que tanto uno como otro, al ser seres humanos, desean superar a todo lo
que han vivido, pero con este fin, el primero devasta el bienestar de todos y
el segundo todo lo contrario. Ojalá que siempre este deseo de supernos fuera
con bueno fines e intenciones, pero por desgracia esto no siempre es así. [1]
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