Día 116
Comentando lo que me despierta la
lectura de:
Elizondo, Salvador: Farabeuf. México,
FCE, Colección Popular (Séptima edición), 2009.
Elizondo, Salvador: Farabeuf. México,
FCE, Colección Popular (Séptima edición), 2009.
Cada cosas tiene su
olor, su aroma y ello nos lleva a acercarnos, vivir o recordar algo o alguien.
“Has caminado ya;
saliendo del espejo has cruzado este salón oliente aún a los desinfectantes […]”(p.47)
Por ejemplo, esta cita me
recuerda a los momentos que he vivido en la sala de un hospital. Aquel olor tan
característico que es una combinación entre cloro, sangre y medicamentos. Todo
en una sola cosa, que nos hace sentir un olor tan penetrante que a nadie, hasta
donde yo sé, le agrada, porque se asocia con enfermedad y pudrición. Cosa muy distinta
si llegamos a oler el perfume de una amada, este nos lleva, nos transporta a un
lugar maravilloso, al placer, al deseo.
Curiosamente me vino a la
nariz, digo, a la mente, esta reflexión a partir de mi lectura y el que
curiosamente ahora veo la película El
perfume. ¿Y tú a qué hueles? Yo, depende a qué hora del día sea. [1]
[1] La
ilustración mostrada fue tomada de http://nitecuento.es/blog/2011/02/14/el-olor-de-la-muerte-antes-de-que-ocurra/
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