domingo, 8 de julio de 2012

Del día a la noche


Día 117
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Elizondo, Salvador: Farabeuf. México,
FCE, Colección Popular (Séptima edición), 2009.

Cuando despierto, veo hacia la ventana, la luz no es clara, es más una capa grisácea, que no es deja ver si es aún la noche o ya el día.


 “Cuando se ha detenido ante la puerta reflejada en el espejo ha caído la noche, de pronto, como una red de plomo que todo lo aprisiona.[…]”(p.43)


Pero cuando llega la tarde, y con ella la caída del día, la sensación que experimentos es aún más rara. Es como pasar de lo claro a lo obscuro, de lo despierto a lo dormido. Seguramente has tenido esta peculiar experiencia, que lleva de la tarde a la noche. Por ellos, cuando leí la anterior cita, lo primero que vino a mi mente fue ello.  


No dejo de pensar en la llegada de esa cortina del tiempo, en donde lo claro pasa a obscuro en un instante, una fracción tan pequeña del tiempo, que en menos de lo que canta un gallo, cae. [1]



[1] La ilustración mostrada fue tomada de http://alajungla.blogspot.mx/2011/02/cronicas-del-pueblo-la-noche-el-dia.html

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